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Sábado, sabadete, ropa nueva y carguete

Para el sábado las noticias nos tienen preparado la constitución de los ayuntamientos, las predicciones apuntan a que hará un buen día de playa y que en los miles de salones de plenos municipales a algunos no les llegará el agua al cuello, porque la incertidumbre de los resultados electorales, apuntan a que puedan depender de los penaltis.

La incertidumbre me ha hecho retrotraerme veinte años, que tras las cuatro legislaturas en las que gobernó el PSOE, con Pedro Aparicio, después de decidir que no se iba a presentar de nuevo para el puesto de alcalde. Los tres partidos en liza decidieron bajar a disputar la "batalla por Málaga" con tres diputados/a señeros, señorías ilustrísimas: Dña. Celia Villalobos, D. Eduardo Martín Toval y D. Antonio Romero.

Viví aquella época con cara de despedida tras las cuatro legislaturas en las que fui edil, pero quiero recordar la singular expectativa nacional que provocaron las elecciones en Málaga; y sobre todo dilema en que el voto de los ciudadanos nos dejó. IU más PSOE tenían mayoría, pero el PP podría gobernar en solitario, como así sucedió, si las izquierdas no se ponían de acuerdo.

Para el que no conozca la época del sándwich, en la que Aznar y Anguita trataban de emparedar al PSOE, y que dos de sus máximos exponentes como vocalistas televisivos, eran Celia y Antonio Romero, puede tachar los resultados de incongruencia de las izquierdas. De todas maneras sí pude saber que salvo Celia que las veía venir, la margarita se estuvo desojando hasta que las alineaciones saltaron al campo.

De resultas, Málaga tuvo una alcaldesa y un alcalde moral, nueva figura administrativa que se descubrió Antonio Romero, para despacharse con su singular desparpajo, ante todo parroquiano que le quisiera oír. También, de resultas, se subieron el sueldo porque el sueldo de edil era demasiado magro para un ex diputado, más pagados de sí. Y así, hasta nuestros días.

El sábado puede pasar cualquier cosa, o ninguna, según expectativas, pero todo apunta a que se van a romper muchos guiones tradicionales, que los ediles de las distintas oposiciones estarán camelándose hasta que desaparezca el último pétalo de margarita que nos deje la canícula municipal.

Amén de compadecerme de los que ostenten la vara de mando en tan frágiles circunstancias a partir del sábado, haremos nuestras muecas particulares por la ingente cantidad de alcaldes morales que disfrutaremos y me alegraré de cualquier pueblo que haya podido conservar su alcalde con mayoría absoluta en los tiempos que corren.

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