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Poder sin responsabilidad

Es la mejor definición que del periodismo se puede hacer. Viene a cuento después de haber leído la interpretación que un periódico inglés hace del comportamiento que el gobierno español está teniendo ante el golpe de Estado de los independentistas catalanes. Estos críticos ingleses deben tirar de hemeroteca para descubrir el comportamiento de sus correligionarios de profesión de TV3 Cataluña o al profesor de derecho en la Universidad de Copenhague Abat Ninet. Comprenderían entonces que la imprudencia, dureza y aparente deseo de empeorar la situación social y económica siempre ha sido de quienes incumpliendo la ley, se convierten en delincuentes que fomentan las algaradas violentas callejeras instigados y animados por personas del gremio del periodismo y del derecho. Entenderían de esta manera que no se trata de un movimiento pacífico separatista sino de violentos que desde el principio han usado la fuerza y demagogia para amedrentar a las fuerzas de seguridad del orden democrático y que están deseando que ocurra una muerte para victimizarse y justificar el aumento de la violencia, que ya es bastante grande y peligrosa. La ley es la que debe prevalecer en nuestro Estado de Derecho y la objetividad de la información ayudar a que la ley se cumpla manteniendo la concordia y no provocando la crispación. En caso contrario es la manipulación la que se implanta en la sociedad y todas sus malas consecuencias.

A algunos políticos y ciudadanos la ignorancia y la falta de hábito para esforzarse les convierten en presas fáciles de los manipuladores. El eurodiputado del PdeCat, antiguo CiU, el del tres por ciento, Ramón Tremosa ha enviado a otros eurodiputados un mail privado en el que, haciendo uso del contenido parcial de algunos artículos de la Constitución Española, trata de hacerles creer que nuestra Constitución permite el referéndum catalán. Nada dice en su mail del contenido del artículo segundo de nuestra Constitución según el cual "La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles, y reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas". Esperemos que los eurodiputados cotejen el contenido de nuestra Constitución y no se dejen llevar por los cantos de sirenas de Ramón Tremosa pues serán seducidos por el engaño y la mentira.

El engaño y la mentira en la información y la ignorancia de los ciudadanos impiden que la concordia se implante en nuestra sociedad. Vemos como la crispación y el odio se van imponiendo en nuestra sociedad. Difícil tarea la de quien se proponga la concordancia como principio elemental de nuestra convivencia. El primer obstáculo, el de la ignorancia, producto de un sistema educativo que, desde hace generaciones, se ha encargado de fomentar vicios y no cualidades de los alumnos. El segundo, consecuencia del anterior, que hay ignorantes que tienen poder. Junto a la ignorancia se desarrolla la violencia. El tercero, creer por quienes con ignorancia tienen el poder que enfrentar y romper es mejor que concordar y coser. Para muestra las declaraciones del vicepresidente del Cercle Català de Negocis que ha dicho que el problema de Cataluña solo se arregla con el terrorismo o con una guerra civil, o la del empresario que imprimió las papeletas del 1-O, que ofrece la guillotina de su papelería para decapitar a los Borbones. Lo hemos hecho muy mal cuando políticos y empresarios formados en la dictadura franquista fueron capaces de realizar una transición modélica a todos los niveles, mientras que hoy tras cuarenta años, quienes se han formado en la democracia fomentan el odio y el enfrentamiento.

 

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