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Rajoy sobre la carcoma del PP

Primero de Mayo, mientras unos preparan las pancartas, la policía corta unas calles principales para el transcurso de la manifestación de evocación obrera, y los bomberos hacen visible su conflicto disfrazados con su uniforme de trabajo.

En el quiosco, único de vigilia que encuentro en el lunes festivo, un titular toma cabeza en uno de los grandes rotativos, anunciaba como agua de Mayo, que el PP rodeado por la corrupción, iba a crear una oficina de control de sus afiliados, cargos institucionales y orgánico, para evitar los más que bochornosos casos de corrupción que les rodea y carcome.

Compré el periódico para enterarme de todo y nada, como el PP afligido, había decidido nombrar un Director de Cumplimiento normativo, para prevenir la comisión de delitos, es decir un vigilante de presuntos chorizos que quieran cometer tropelías en las arcas públicas.

La G de González, de las dobles ges de Aguirre, el tándem de sus cerebros Granados-González, parece que ha sido la gota que ha desbordado el océano de casos que le han concernido al PP de Rajoy, desde el Bárcenas, que le pagaba los trajes de manga ancha, hasta que ha decidido actuar en el interior de su organización, los españoles hemos vivido con desasosiego y alarma, las detenciones, los sumarios, de cargos públicos de los populares que han robado de nuestro escueto tesoro en todos los modelos imaginables. Mariano es lento, menos para mandarle el mensaje a su antiguo tesorero, así que nada más que podemos decir -¡A buenas horas mangas verdes!

Iba conociendo los pormenores de cómo había surgido la inspiración de la decisión de nombrar un Director de Cumplimiento normativo, y vaya, son las grandes empresas las instigadoras de este cargo, del que se dotan para que nadie de su plantilla los sise o los traicione. Con el ejercicio de esta labor los directivos aprenden el loable oficio de oler el patio de su plantilla, y saber separar el grano de la paja, menos mal que no se auto vigilan.

Había quedado a tomar café con uno de mis amigos de la tropa obrera, y con sorna, cuando leyó la noticia de la creación de la oficina popular, disparó, -mejor que pongan una oficina de patentes y marcas, y más con la lectura de las encuestas que se me han atragantado ¡hay más chorizos que ventanas!

Seguimos hablando del Astoria, del Museo de las Gemas, de los nombres de los conocidos en Málaga que aparecían en los papeles de Bárcenas, parecíamos viejos monjes de esos que recomendaban la murmuración para tener una buena digestión, y encima no encontrábamos mejor perfil para hacerse cargo de la oficina de marras, que a un longevo carcelario, que son los más capaces para intuir la fragilidad ajena.

 

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