La peñas de Málaga están revueltas a poco de inaugurarse la Feria, espacio de peregrinaje anual de cualquier peñista malagueño que se precie y donde las peñas, centros culturales y casas regionales son, o deberían ser, las auténticas protagonistas.
El revuelo no es por la inminencia de la gran fiesta de la capital de la Costa del Sol o por los trajines de la decoración y puesta a punto de las casetas. Si no por las cada vez mayores diferencias entre las peñas y el presidente de la Federación de Peñas, Miguel Carmona, recientemente reelegido para el cargo en unas elecciones en las que sólo él fue candidato.
Los peñistas, al menos una buena parte de los directivos de las peñas, creen que Carmona ha cambiado mucho en los últimos meses. Dicen que ya no es el presidente de todas las peñas y que demuestra más apego por unas que por otras. Y en el fondo del todo subyace el favoritismo económico que supuestamente el presidente de la Federación tiene con unos frente a otros, cuando la entidad se financia, casi exclusivamente, con subvenciones públicas, en su mayoría municipales.
Pero no sólo es una cuestión económica. Hay otras situaciones que los peñistas empiezan a no ver bien en la actitud pública de Miguel Carmona. En este sentido, ha corrido como la pólvora algunos pantallazos de Facebook en los que el supuesto perfil de presidente de la Federación de Peñas interactúa con mujeres en una actitud de galantería. Dicen que sus conversaciones en la red no son con mujeres públicas, entendiéndose como tales a personajes de cierta enjundia en los distintos ámbitos sociales, políticos o profesionales de la ciudad.
Los peñistas no censuran que hable por Facebook. Les duele que su máximo representante se codee con las principales autoridades de la provincia y se reúna con los grandes empresarios y, a su vez, se ponga en evidencia con supuestas demostraciones de fanfarronería en las redes sociales.
