La Junta de Andalucía utiliza por primera vez drones para el control aéreo de la procesionaria del pino

La Junta de Andalucía utiliza por primera vez drones para el control aéreo de la procesionaria del pino

Vuelo dron fumigaciones./ Junta de Andalucía

Se ejecutó entre noviembre y diciembre en cerca de 450 hectáreas

MÁLAGA- La Junta de Andalucía ha desarrollado durante los meses de noviembre y diciembre una campaña de tratamientos aéreos mediante drones para el control de la procesionaria del pino. Una técnica que es la primera vez que es utilizada por la Administración forestal andaluza para este fin. La actuación, aplicada en cerca de 450 hectáreas distribuidas por las provincias de Cádiz, Huelva, Málaga y Sevilla, forma parte del Plan de Aplicación Aérea aprobado por la Dirección General de Política Forestal y Biodiversidad en julio de 2025, que regula los trabajos contra la procesionaria del pino (Thaumetopoea pityocampa Schiff.) y la lagarta peluda (Lymantria dispar L.) en Andalucía, en cumplimiento del Real Decreto 96/2016, de 3 de mayo, por el que se regula la prevención y lucha contra plagas, el uso sostenible de productos fitosanitarios, la inspección de equipos para su aplicación y se crea el censo de equipos de aplicación de productos fitosanitarios.

El desarrollo de este tipo de actuaciones se enmarca en un escenario forestal cada vez más condicionado por los cambios globales y climáticos, que alteran los equilibrios naturales y modifican el comportamiento de determinadas especies que pueden provocar plagas. La Junta aborda esta realidad a través del Plan Forestal Andaluz 2030 que incluye programas específicos para la protección sanitaria de la vegetación. Asimismo, la futura Ley de Montes de Andalucía reforzará este marco, consolidando una gestión que integra la conservación del equilibrio ecológico, la protección del patrimonio forestal y la seguridad de las personas.

Dentro de estos retos, la procesionaria del pino destaca por su capacidad defoliadora y por los efectos urticantes de sus orugas, que pueden afectar a personas y animales en zonas de uso público. Aunque no suele provocar la muerte del pinar por sí sola, sí reduce su vigor y lo hace más vulnerable a otros agentes, especialmente en masas sometidas a estrés climático. Estas características justifican la aplicación de tratamientos selectivos, especialmente en áreas recreativas, senderos, zonas de barbacoas o espacios donde se concentra la presencia humana, con el fin de preservar tanto el arbolado como la salud pública.

El proceso de planificación de cada campaña se basa en el seguimiento continuo de la población de la plaga. Para ello, Andalucía dispone de varias herramientas especializadas, como la Red Andaluza de Seguimiento de Daños sobre Ecosistemas Forestales (SEDA), la Red de Alerta Fitosanitaria Forestal (FIFO) y la Red de Vigilancia de Agentes Nocivos. Estas redes permiten detectar tendencias, anticipar incrementos de actividad y determinar, con criterios técnicos, en qué zonas es necesario actuar. Gracias a este sistema de observación, los tratamientos aéreos se concentran únicamente en las áreas que cumplen las condiciones adecuadas para obtener la máxima eficacia según el momento del ciclo biológico de la plaga.

Optimización de la eficacia del tratamiento

En este contexto, el uso de aeronaves pilotadas por control remoto se consolida como una herramienta especialmente precisa y respetuosa. La técnica empleada, de Ultra Bajo Volumen, permite una pulverización homogénea que optimiza la eficacia del tratamiento y reduce significativamente la cantidad de producto aplicado. El formulado utilizado, basado en cipermetrina al 0,35%, cuenta con registro oficial para el control de esta plaga y resulta adecuado para masas forestales donde se requiere una intervención selectiva y ajustada a la normativa vigente. Las fechas elegidas, entre noviembre y diciembre, coinciden con un momento en el que la procesionaria se encuentra en fases larvarias que permiten un control más efectivo mediante este tipo de aplicaciones aéreas, siguiendo criterios de sanidad forestal ampliamente establecidos.

Cada vuelo genera un registro técnico detallado que recoge datos como la anchura de las pasadas, la superficie cubierta o el volumen de caldo aplicado. Este sistema garantiza un seguimiento exhaustivo y refuerza tanto la precisión del tratamiento como la trazabilidad de todo el proceso. La metodología es especialmente útil en zonas donde la maquinaria convencional encuentra limitaciones por la densidad del arbolado o la propia presencia de visitantes. Las aplicaciones se iniciaron en Huelva el 6 de noviembre y han continuado por el resto de las provincias hasta completar todas las áreas programadas.

En la provincia de Cádiz, los tratamientos se han concentrado en dos grandes zonas forestales. Una de ellas es Huerta Grande, en Algeciras, donde se ha actuado sobre 0,86 hectáreas. La segunda se localiza en el espacio natural de Doñana, con aplicaciones en el pinar de La Algaida, en Sanlúcar de Barrameda, que se extiende por 47,56 hectáreas, así como en el monte de La Rocina, en Almonte, donde se han tratado 17,88 hectáreas.

Huelva reúne el mayor número de áreas incluidas en esta campaña. Se ha intervenido en la Dehesa de Aljaraque, con 5,15 hectáreas tratadas, y en distintas zonas del Campo Común de Abajo, en Cartaya, que suman 29,16 hectáreas. También se han realizado aplicaciones en el pinar de Hoyo de la Arena, en Rociana del Condado, con 3,55 hectáreas; en Madrona y Valpajosa, en Lucena del Puerto, con algo más de cuatro hectáreas; en el paraje Solano del Molino, en El Granado, con 3,23 hectáreas; y en dos zonas de Hinojos, Los Propios y Moreras, que superan en conjunto las 37,00 hectáreas. A todo ello se suma la intervención efectuada en El Ejido y La Sierra, en Higuera de la Sierra, donde se han tratado 20,01 hectáreas.

La provincia de Sevilla ha sido objeto de tratamiento en el pinar de Doña, en Utrera, donde se ha intervenido sobre 16,57 hectáreas. Málaga, por su parte, concentra algunos de los bloques de mayor extensión, como la Dehesa del Mercadillo, en Ronda, con 119,78 hectáreas. También se han tratado los pinares de El Pastor, El Cerrado y Lo Mota, en Málaga capital, que suman 43,96 hectáreas; Sierra Tejeda, en Sedella, con 28,13 hectáreas; y el Pinar del Hacho, en Antequera, con 72,10 hectáreas. En conjunto, la superficie ejecutada asciende a 449,21 hectáreas.

El desarrollo de estas actuaciones contribuye a consolidar una visión integral de la gestión forestal andaluza en la que la salud de los bosques se vincula directamente con la salud de las personas, la fauna y los ecosistemas. Este enfoque, alineado con los principios de One Health (Una Sola Salud), orienta muchas de las políticas impulsadas por la Consejería, que trabaja para adaptar los montes andaluces a un contexto climático cada vez más exigente y para asegurar su conservación y uso social en las mejores condiciones.

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