Se trata de un arbusto perenne, denso y muy ramificado
MÁLAGA- El Jardín Botánico Histórico La Concepción ha elegido como planta del mes de junio el salado. Se trata de un arbusto perenne, denso y muy ramificado que puede llegar a medir casi metro y medio de altura. A finales de primavera, así como en verano y hasta bien entrado el otoño se llena de pequeñas flores de color lila. En el Jardín, se pueden presenciar en la rocalla con plantas que viven en clima mediterráneo situada en la parcela de zonas litorales.
El salado habita en zonas de marismas, salinas, arenales y pedregales costeros, alrededor de la región mediterránea. Sus ramas son finas, ascendentes y algo inclinadas por el peso. La parte inferior está desnuda, ya que sólo permanecen las hojas en la parte superior. Son enteras, de borde liso, lanceoladas y de textura suculenta o carnosa; en la base se ensanchan formando una vaina que rodea el tallo; y acumulan depósitos de carbonato, por lo que adquieren como granitos blanquecinos en la superficie, lo que le da a la planta un colorido gris azulado.
Las florecillas se disponen en una inflorescencia en espiga. El cáliz es tubular, dividiéndose en el extremo en cinco dientes. La corola tiene los pétalos soldados en la parte inferior, de ahí el nombre de la especie, como si tuviera un solo pétalo (aunque en realidad son cinco pétalos unidos). El nombre de Limoniastrum se debe a su parecido con otras plantas del género Limonium.
Es indiferente al tipo de suelo, siempre que esté bien drenado, ya que es una planta de sitios secos y no le gusta el exceso de humedad. Se puede multiplicar por esquejes. En Egipto se usa como forraje para camellos. Allí se ha comprobado que esta es la única especie que puede vivir en zonas contaminadas cerca de oleoductos y refinerías petrolíferas. También se ha constatado que es capaz de absorber metales pesados, por lo que puede servir como descontaminante. Con fines medicinales se toma en infusiones. Su bonita floración hace que se esté cultivando como ornamental, y es ideal por su bajo mantenimiento y su tolerancia a la sequía.