La institución colabora con la Asociación de galerías malagueñas en una muestra
MÁLAGA- La Malagueta da la alternativa a la fotografía malagueña contemporánea. Un total de dieciséis artistas de galerías locales participan en la exposición de producción propia 'Ficciones: Poéticas y narrativas detrás de una cámara', la nueva propuesta del centro cultural de la Diputación de Málaga, La Malagueta, en la que se ha invitado a los creadores a reflexionar a través de sus obras sobre la frontera entre realidad y ficción literaria.
La muestra, en la que hay un gran peso de la fotografía, combina también el collage, fotograbado, instalaciones, vídeo, proyección y caja de luz, y está comisariada por la doctora en Historia del Arte Inés R. Artola y estará vigente desde el 18 de septiembre al 15 de febrero de 2026.
Así lo ha dado a conocer el director de La Malagueta, Antonio Javier López, junto a Mariam Martín, en representación de MAGA, y la comisaria Inés R. Artola.
López ha explicado que esta exposición "nos sirve para reivindicar, sin ningún tipo de localismo, pero sí con mucho orgullo, la creación contemporánea que se hace desde Málaga y desde la provincia". "El apoyo a los artistas locales contemporáneos malagueños forma parte del ADN, no solo de La Malagueta, sino también de La Térmica".
La Malagueta, con esta propuesta ha querido apostar por el talento local, de la mano la Asociación de Galerías de Arte Contemporáneo de Málaga, MAGA, que ofrece la oportunidad de conocer de cerca el trabajo que realizan los reconocidos artistas que forma parte de cada una de las galerías que la integran: el estudio de Ignacio del Río, Galería Isabel Hurley, JM Galería, La Casa Amarilla y Galería Taller Gravura. Hay una representación de cuatro por galería.
Se trata de los artistas Paco Aguilar, Alba Blanco, Laura Brinkmann, David Burbano, Irene Cruz, Carlos Canal, M. Ángeles Díaz-Barbado, José María Escalona, Noelia García Bandera, Juan del Junco, Silvia J. Esteban, Emmanuel Lafont, Lois Patiño, Ignacio del Río, Antonio R. Montesinos y Rocío Verdejo, a los que se les formuló la pregunta '¿Por qué necesitamos la ficción?' y se les dio a elegir una cita de un libro que los inspirara, para presentar su obra, muchas de ellas creadas para la ocasión.
El resultado es un diálogo en tres planos: las obras, las citas literarias y las voces de los artistas, que no buscan ilustrar sino abrir múltiples lecturas y provocar espacios para la imaginación.
MAGA, desde el año 2020 que aglutina a las galerías comerciales de mayor trayectoria de Málaga para representar y defender los intereses de las misma y reforzar el tejido cultural de la provincia.
Artistas y propuestas
Irene Cruz recupera el libro deshojado, salvándolo del río (esa imagen, metáfora per se, que atraviesa la historia desde sus inicios y que habla de trayectorias, vidas, filosofías) y recuperando con sus dedos la magia de la poesía.
Lois Patiño superpone las imágenes de la ciudad, las luces del anonimato de la metrópoli que se transforman tras su cámara en una bella coreografía emulando un espejo de estrellas de presencias infinitas.
Juan del Junco reconstruye el camino a casa en geometrías conceptuales que le llevan a la música del canto de los pájaros, al plano cenital que hace nuestra existencia tan diminuta y quebradiza.
Alba Blanco despliega instantes como si fueran una baraja de cartas esparcidas sobre el muro; cartas que son como haikus de la cotidianeidad y que, en conjunto, narran tantas historias como lectores se acerquen.
Laura Brinkmann depura la esencia fotográfica hasta detenerse en esa frágil línea que separa a las personas del iris y les lleva a un camino espiritual goethiano, rozando la abstracción, dejando formas y colores ingrávidos para que soñemos con la ficción de la luz.
Rocío Verdejo bucea en realidades que solo son asimilables bajo la mirada poética, calmada, reflexiva y estetizante de momentos que requieren todo el valor para semejantes enfrentamientos espirituales.
Paco Aguilar lleva al espectador de viaje a una Ítaca muy particular, que juega entre la realidad fotográfica y la línea del grabado ficcionado y depurado, hasta que ambas se mezclan en un juego lírico de reminiscencias mitológicas a pie de montañas que parecen sobrevolar el espacio y el tiempo.
Noelia García Bandera muestra y esconde, simultáneamente, la máscara de la naturaleza, del hombre, el camuflaje entre la vida y aquello que parece lejano aunque esté cerca.
Antonio R. Montesinos recrea ciudades que son como fábricas, materializando perfiles que rozan la ciencia ficción, escenarios inmortalizados a través de la cámara que brindan infinitas posibilidades, brotando de ellas constantemente historias inéditas.
Ignacio del Río lleva a la fotografía a esa sombra de la que también parte, aquella que le da volumen, identidad, razón de ser, para subir con él por escalones que serpentean hacia cimas insospechadas de capítulos que están aún por escribir.
M. Ángeles Díaz-Barbado capta las olas, en un ir y venir de superficies que arrastran al espectador hasta remontadas profundidades en un collage de aguas y sábanas camuflados, de abismos cuyas capas visuales y semánticas se reinterpretan una y otra vez.
David Burbano se esconde en la transparencia del agua, transforma el pez en hombre y viceversa, realiza instantáneas primorosamente planeadas que salen del marco como si fueran peces saltando desde su propia pecera.
Emmanuel Lafont nos lleva de la mano a microcosmos tridimensionales, cuyos tiempos se proyectan del pasado a nuestro presente en una simbiosis de líneas y tramoyas que parecen haber salido de una de las historias de Italo Calvino.
Silvia J. Esteban, en un rincón silencioso e íntimo, vuelve al recuerdo familiar y recrea lo que ya hoy sería una ficción: el sentarse a la mesa con aquellos que han desaparecido, pero de los que han quedado imágenes, objetos, recuerdos bordados en servilletas y en su alma.
Carlos Canal trata de enmarcar el aura bejaminiana, o más bien brinda a cada palabra la suya propia en pequeños marcos dorados que, en lugar de imágenes albergan términos. Palabras que tienen un precio que hemos de determinar nosotros mismos, textos que podemos construir y deconstruir cuantas veces queramos y dejarlos envueltos en pan de oro para recordarlos siempre, pero nunca igual.