Es su tercera publicación y la primera puramente histórica
MÁLAGA- La Sevilla del siglo XIX ambienta la historia que cuenta la autora Inma Aguilera en su tercera novela “La dama de la Cartuja”. En la emblemática fábrica de La Cartuja tiene origen este relato donde se aprecia el arte propio de la cerámica y el amor por este de sus personajes de diversas personalidades y clases sociales. Dando un salto de la ciencia ficción a la novela histórica, la autora explica su proceso creativo y detalles sobre su última publicación.

La ambientación de la novela en Sevilla se da por varias razones. “La primera es esa unión que tengo con la ciudad desde hace ocho años, cuando recibí el premio Ateneo Joven de Novela de Sevilla. Fue una oportunidad que no esperaba, porque lo de escribir me había gustado desde hace mucho tiempo pero nunca pensé que iba a publicar nada. Esa noche en el Alcázar viví un momento muy intenso, con muchas emociones y me quedé con la sensación de los sueños que se cumplen de la manera más insospechada. Me dije a mí misma que algún día tenía que devolverle a esta ciudad este sentimiento tan bonito de acogida”.
De este modo, los años fueron pasando, le surgieron otras ideas y evolucionó desde una primera novela de ficción, a comenzar a introducir historia con su segundo libro para finalmente hacer una obra histórica basada en el Siglo XIX, uniendo su amor por Sevilla y pasión por el arte.
“Yo siempre había escrito fantasía, novela juvenil, y escribí El excéntrico Señor Dennet que transcurre en la Málaga del XIX para dar paso a ciencia ficción y fue la primera vez que toqué el género histórico. Fueron pasando los años, me voy poniendo más narrativa, voy experimentando con otras sensaciones y, en vez de escribir lo que me gusta escribir, pienso que es un momento importante para escribir lo que me gustaría leer”
“La ficción y la historia no tienen tantas diferencias en torno a reunir el material suficiente para que sientas que la historia tiene vida. Todos los géneros requieren un esfuerzo importante por parte del autor. A mí el histórico siempre me dio mucho respeto porque está sustentado en una realidad y en un pasado, y ese pasado hay que estudiarlo muy bien, porque hablas de personajes reales con descendientes y legados, como lo es La cartuja. Lo bueno es que al hacer la tesis doctoral eso me dio un rodaje en la investigación y me dio confianza en el investigar. No es mi primera novela histórica, pero sí es la primera en la que vuelco mucho esfuerzo de trabajo de campo y mucho sentimiento. Por eso noto un salto importante en mi evolución como escritora y en mi narrativa, de todas las cosas que he hecho de ciencia ficción con más esfuerzo en imaginación y creatividad, pero va por otro camino y la rama histórica requiere otro tipo de esfuerzo”.
De este modo, uniendo su esfuerzo a su interés por el siglo XIX, su amor hacia Sevilla y pasión por el arte, surge “La Dama de La Cartuja”.
“Siempre me ha gustado el arte y todas sus ramas, y es algo que reflejo en los personajes de la novela, todos sienten amor y están locos por la loza, tanto los artistas como los que no lo son. Pero también aman otras formas de arte como la música, y a mí me pasa eso, me gusta todo lo que es la expresión y la creatividad humana. Desde que tengo uso de razón estoy metida en el mundo de los dibujos, desde muy pequeña empecé en una academia de bellas artes, desde los 8 hasta los 14. Participé y gané en concursos, por ello hago guiño de concursos de arte en la novela y el estrés y satisfacción que da acabar la obra. Fue relativamente fácil conectar con los artesanos cartujanos y con el amor de Pickman, el impulsor de la fábrica, por el arte de Sevilla”.
Tal y como afirma la autora, vuelca su amor por el arte en sus personajes, a quienes define como “intensitos”. “Son muy intensos, cada uno de su padre y de su madre, he jugado con los contrastes, me gusta contraponer personalidades muy diferentes y que se noten las diferencias y las similitudes. Son protestones, son osados e incluso los tímidos acaban estallando, porque eso me gusta mucho”.
Las clases sociales es algo que estaba muy marcado en esa época, y en este caso, Inma ha querido hacer hincapié en una burguesía que no se suele reflejar en otras novelas “He leído mucha novela victoriana, me encanta Jane Austen, es mi escritora favorita. Es un estilo que me gusta, pero está muy visto el contraste de nobleza, gente muy rica con estamento intocable, con los del público bajo. A mí me parece más interesante la burguesía, esa gente que por su esfuerzo e inteligencia termina teniendo más dinero que los nobles, como es el caso del dueño de la fábrica Carlos Pickman”.
Su proceso de documentación ha sido extenso y completo, un aprendizaje que ha llevado a cabo a través de la diversión, el descubrimiento y la inmersión en la propia ubicación de la novela. “Ha sido muy divertido, cuando lo cuento la gente se lleva las manos a la cabeza porque he leído todo lo que ha caído en mis manos, aunque habrá muchas cosas que se me hayan escapado porque no he podido acceder. He leído artículos, tesis, historia de Sevilla, cronistas de la época como Manuel Chávez Rey… He leído tanto para saber como pensaban, porque aunque los sentimientos sean los mismos, la forma, el cómo hablaban, cómo se expresaban, la forma de pensar que tenían que hoy en día se considera más retrógrada… Para hacer ese retrato hay que hacer mucha lectura.Y por otro lado está el trabajo de irme allí, a la fábrica, y hablar con sevillanos y sevillanas”.
Si tiene que describir su libro, la autora afirma que “se puede describir de muchas maneras, y no porque tenga mucha historia y los temas sean intensos significa que no te lo pases bien leyéndolo, el humor siempre está presente en mis novelas”. Sin embargo, encontrando las palabras exactas para sintetizarlo, Aguilera lo califica como “intenso, humano e inmersivo”.