Inicio Teletipos

San Juan de Dios en Málaga fomenta la autonomía personal de pacientes con problemas de salud mental que viven en pisos tutelados

San Juan de Dios en Málaga fomenta la autonomía personal de pacientes con problemas de salud mental que viven en pisos tutelados

San Juan de Dios en Málaga fomenta la autonomía personal de pacientes con problemas de salud mental que viven en pisos tutelados./San Juan de Dios

Este servicio dispone de 25 plazas repartidas en siete pisos en el centro

MÁLAGA- La Orden Hospitalaria de San Juan de Dios en Málaga cuenta con siete pisos supervisados o tutelados con 25 plazas en los que se fomenta la autonomía de las personas con problemas de salud mental que viven en ellos con objeto de su integración en la comunidad. La estancia está determinada de forma individualizada en función del perfil de cada usuario y de sus necesidades y, en ellos, se fomenta la inclusión en los dispositivos sociales, educativos y culturales de los barrios en los que se ubican.

La Unidad de Pisos Tutelados pertenece a la de Salud Mental del Centro Asistencial, donde se atiende a personas con enfermedad mental grave. El equipo de profesionales de este área determina qué usuarios pueden ser subsidiarios de este servicio, cumpliendo siempre con los requisitos mínimos de estabilidad psicopatológica y ausencia de patologías activas acusadas. 

Cada año se beneficia alrededor de cuarenta personas, tanto hombres como mujeres, algunas de las cuales cuentan con estancias a largo plazo y, otras, de corta o media estancia previa al alta médica para volver al domicilio familiar o a su ingreso en otros dispositivos residenciales. El equipo de profesionales está compuesto por un psiquiatra, un psicólogo, una coordinadora asistencial, una trabajadora social, cinco técnicos de cuidados auxiliares de enfermería, dos integradores sociales y personal de limpieza. Todos ellos dan cobertura 24 horas al día.

La coordinadora asistencial de Pisos Tutelados de San Juan de Dios en Málaga, Laura Gutiérrez, explica que, en la actualidad, hay personas en estas viviendas desde hace más de 20 años. “Continuarán conviviendo en un piso tutelado hasta que su salud física y el proceso de su enfermedad mental lo permita porque, para ellos, es su casa y su hogar”.
En contraposición y cada vez con más frecuencia, este dispositivo se ofrece a personas que necesitan entrenarse en diversas facetas personales y de convivencia de cara a la posibilidad de recibir el alta médica. Estos usuarios pueden estar en pisos tutelados en periodos cortos de tiempo hasta que consigan o se aproximen en gran medida al objetivo que se persigue.

La Orden Hospitalaria de San Juan de Dios inauguró el Dispositivo Rehabilitador Externo en enero de 1996 con el objetivo de mejorar la calidad de vida de los usuarios. El objetivo de creación de este servicio nació con la intención de que estas personas adquieriesen nuevas responsabilidades y se enfrentasen a situaciones que les proporcione autonomía e independencia. De este modo, se promueve que utilicen los servicios comunitarios disponibles en la zona como una herramienta rehabilitadora más: restaurante concertado, centro de salud, biblioteca, escuela para adultos, polideportivos, hogar del jubilado, entre otros.

“Ganan en autonomía y desarrollo personal, en poder decidir sobre sus vidas, en intimidad, y sus relaciones sociales y sus redes de apoyo se incrementan: aprenden a convivir, a resolver conflictos cotidianos y a luchar contra la frustración. Intentamos que potencien todas las actitudes positivas que poseen y que trabajen en minimizar los problemas que les puedan surgir relacionados con su enfermedad, bien por sí mismos o con ayuda del equipo multidisciplinar. Todos estos factores y muchos otros, hacen que la persona se sienta útil, aumente su autoestima, refuerce su identidad cómo persona y tenga la sensación de que su calidad de vida ha mejorado, que es lo que al final, persigue el proyecto de Pisos Tutelados”, agrega Gutiérrez.

De este modo, los profesionales de estos dispositivos les proporcionan cuidados integrales adaptados a sus necesidades específicas, atendiendo a sus características personales y al proceso de su enfermedad. Se les asiste, apoya y acompaña en el aprendizaje de estrategias que le capaciten para el logro de la armonía y equilibrio consigo mismos, con los demás y con su entorno.  Así, se promueve que adquieran responsabilidades de acuerdo a su realidad personal, trabajando con ellos de forma interdisciplinar en base a una actualización formativa continuada en procedimientos asistenciales y de rehabilitación. Además, se favorece un ambiente terapéutico que les reduzca el estrés ambiental y físico, le proporcione seguridad, y promueva las relaciones interpersonales sinceras y de confianza desde la dignidad.

La dinámica diaria en cada piso es semejante a la de cualquier hogar o piso compartido. “Cada residente tiene una serie de responsabilidades tanto en el piso como de forma externa. Intentamos que durante las mañanas acudan a actividades ocupacionales o formativas que sean de su agrado. Las tardes y fines de semana, se dedican a actividades lúdicas y de ocio”, relata la coordinadora, que explica que los auxiliares de enfermería y monitores están 24 horas con ellos acompañándolos en sus necesidades, pero, a la vez, dotándoles de la autonomía personal necesaria para la toma de decisiones y para la resolución de conflictos propios de la convivencia y la cotidianidad. 

Ir ARRIBA