En palabrejas de Franco, cuentan que recomendaba a sus adláteres de que no se metieran en política; poco caso hizo el joven Paco de la Torre de la recomendación de su ex-Excelentísima, para estar hasta nuestros días ostentando el bastón de mando de la Ciudad del Paraíso. Después de haber sido los subcampeones para la EXPO 2027, aspirantes en el pasado de antes de ayer a ser Capital europea de la Cultura, recientes campeones de la Copa del Rey de baloncesto; es de penuria nuestro césped de La Rosaleda, embotado por los boleones de sus jugadores, de no sé que angustiosa división. El Paco futbolero, hace poco, con el resto de los mandamases locales, anfitriones de los cheques del catarí Al Thani, para comprar el Málaga, estaban en la gloria; ya saben hasta judicialmente lo que el jequecito de la vanagloria ha dado de sí, al dejarnos en la sacrosanta miseria nuestro Club. A bote pronto, después de ganar un partido los de ahora, el Alcalde les felicitaba, pero soltó una andanada por la situación de nuestros colores. El cheque-jeque en Catar-, inmediatamente se ha puesto a bailar el twist por las Red de sus mensajes, tachando a don Francisco de tratante y más despropósitos, como si el GRAN EDIL le importara un pito. Pero, aunque no he reparado en su nombre, porque del Deporte Rey, todo me lo eclipsan M´Bappe y Rubiales, un responsable actual del Club, le ha pedido al Alcalde, marcar el paso al unisono, para salir del barrizal en el que nos encontramos. A lo mejor viniera al caso, recordarle a su Generalísimo, pero esta vez, para advertirlo de que es demasiado siniestro que un alcalde ponga sus redes en las porterías para captar adeptos; porque el fútbol, es bien sabido, es un deporte sin lógica.