El Alcalde que a veces al escurrir derrite el Patrón Oro; ha llamado a las tripas vecinales y turísticas a engullir carne de cochino jabalí; debido a la proliferación de marranos salvajes en su emporio edénico; pudo haber pensado en hacer el carril del puerco, pero caviló don Francisco en los desfiles procesionales, porque el borrego Killo de La Legión podría sufrir una colmillada, y en los chiringuitos, porque se embutirían los montunos de “espetitos” y pulpo a la brasa. Estoy seguro que el amigo Federico Beltrán, industrial cárnico de campanilla y fiel correligionario popular, capaz de convertir los numeritos del Gran Edil, en números constantes y sonantes; habrá pensado en meter en el carril de la matanza a las preciadas piaras, ya que el macho de batida está a 250 euros y la hembra le dobla el precio, y se nos pasa que pagaría el Restaurante Botín por un lechoncito descarrilado. Los beltranes han llegado con sus chacinas a desafiar al pato pekines en su casa, y su cercanía al territorio de la IA, le llevará a bien salar el futuro jamón tres delicias para la delicia de Xi Jinping. Los malagueños que vivamos en nuestra órbita, harticos de gazpachuelos viña AB, si la pela aguanta, podremos apreciar la nueva joya del menú de La Cónsula churrianera, galaxia de michelines, -un buen entrante de carpaccio de salchichón de cochino jabalí verdialero, acompañado de advocate Hemingway de su propia finca-. En fin, afine el colmillo cuando vaya por la nevera de la chicha, porque gracias al munícipe malacitano el Súper le puede dar solomillo de gato por liebre. Con agradecida perplejidad tomé una gran kilada de un bicharraco de montería, me dio para chicharrones y un estofado de rechupete, pero de tanta cuesta el animal se chupó dos botellas de vino para enternecerse.
