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Málaga: Más allá de la política partidista

Málaga, esa perla resplandeciente en el litoral español, se despliega ante el mundo con un manto de clima envidiable, playas que parecen sacadas de un cuadro impresionista y una hospitalidad que abraza al visitante con la calidez del Mediterráneo. Sin embargo, al examinarla con ojo crítico, descubrimos una urbe que batalla contra desafíos que amenazan su pulso vibrante. Más de dos décadas bajo la égida del Partido Popular (PP) han dejado a Málaga en un laberinto de retos que zarandean su desarrollo y bienestar.

El crecimiento de Málaga, aunque impresionante, ha llegado con un coste elevado. Hoy, se cuenta entre las ciudades más caras de España, una realidad que golpea duramente a nuestros jóvenes, obligándoles a buscar su futuro lejos de su hogar. Alrededor de 7.500 malagueños han abandonado la ciudad en los últimos dos años, una cifra alarmante que refleja la incapacidad del Ayuntamiento para manejar un crecimiento sostenible.

Las barreras al empleo juvenil y el aumento incesante del coste de la vida, con un incremento de hasta 426 euros al mes, son fantasmas que el PP ha elegido ignorar sistemáticamente. Esta administración deslucida se refleja en la disminución de las inversiones en obras públicas y en una apatía crónica frente al deterioro de barrios como la Palmilla o Campanillas, dos de los más empobrecidos de España.

Los malagueños se ven atrapados en un juego de trileros: impuestos a cambio de servicios públicos que se desvanecen como espejismos. Parques y jardines languidecen en el olvido, calles que claman por asfalto, y un aumento del 31% en la criminalidad que siembra el miedo y la desconfianza. La seguridad, ese derecho no negociable, ha sido sacrificada en el altar de la ineficiencia, evidenciada por la disminución alarmante de policías en nuestras calles.

Málaga experimenta un envejecimiento poblacional notable, con más jubilados que niños desde 2014, un cambio demográfico que se convierte en un grito silencioso. Este cambio demográfico, sin embargo, no ha sido acompañado por una inversión acorde en infraestructura y servicios para nuestros mayores, dejándolos a merced de un aumento en los robos y la ocupación ilegal.

La política urbanística del PP ha dejado a la deriva el desarrollo equilibrado de la ciudad. Barrios como Campanillas, Puerto de la Torre y Churriana han sido relegados a meras notas a pie de página, privados de infraestructuras vitales en deporte, educación y sanidad. El Distrito Este, con su paseo marítimo clamando por una mano cariñosa desde hace 30 años, es testigo mudo de esta negligencia.

La carencia de infraestructuras esenciales, como la anhelada extensión del metro a Málaga Este y al Parque Tecnológico de Andalucía, es una herida abierta en el cuerpo de la movilidad urbana. La Zona de Bajas Emisiones, nacida de la Agenda 2030, se percibe como una cadena que restringe la libertad de movimiento, asfixiando injustamente a pymes y ciudadanos.

Málaga, con un patrimonio histórico que cuenta historias de siglos, ha sido abandonada a su suerte bajo el mandato Popular. Testimonio de ello son las cicatrices en el Castillo del Gibralfaro y la negligencia hacia el Santuario de la Victoria, la segunda iglesia y patrona de Málaga, la primera joya barroca de España con la distinción de BIC, pero carece de promoción y horarios continuados de visita; o los desprendimientos en las murallas de la Alcazaba hacia la calle Alcazabilla, áreas dañadas cercanas a pasarelas y miradores turísticos.

La gestión ineficiente de los recursos económicos por parte del PP se asemeja a un teatro de marionetas, donde empresas municipales infladas con gastos de personal y gasto político innecesario, sirven de hilos para intereses propios, partidistas y que resultan inservibles por una falta de ejecución del presupuesto.

Frente a este panorama, Vox se presenta como una alternativa real y esperanzadora. Nuestro compromiso es con una Málaga libre, segura, y próspera. Proponemos una ciudad sin impuestos excesivos, centrada en políticas que beneficien directamente a los ciudadanos. Es hora de devolver a Málaga su esencia, preservando su identidad y tradiciones, y asegurando un desarrollo equitativo para todos.

Málaga se encuentra en una encrucijada histórica. Es vital replantear el rumbo de esta ciudad, poniendo en el centro el bienestar de los malagueños por encima de juegos políticos partidistas. Con Vox, Málaga tiene la oportunidad de reescribir su historia hacia un futuro más justo, inclusivo y próspero.

Con Vox hay una esperanza, una alternativa real a los problemas de la ciudad. Trabajamos diariamente por una Málaga libre y segura, sin restricciones a la movilidad, una Málaga cómoda, moderna, con inversiones reales. Una Málaga auténtica, que conserve su identidad, sus tradiciones y costumbres. Una Málaga con impuestos justos, lo que necesariamente debe ir acompañado de políticas alejadas del despilfarro público para poder centrarnos en políticas para las personas y hacer una Málaga social.

En definitiva, la Málaga del sentido común, una Málaga para los malagueños.

Yolanda Gómez

Concejala de Vox en el Ayuntamiento de Málaga

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