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VENTANA AMERICANA

ARGENTINA 2023

Por estos días visitaron España tres de los seis jueces argentinos que entre abril y agosto del año 1985 se encargaron de juzgar a los altos jerarcas militares que habían ordenado la comisión de horrendos (el adjetivo se queda corto) crímenes y torturas inenarrables contra sus propios compatriotas, durante la dictadura de los generales que vivió el país austral entre 1976 y 1983.

Los jueces León Arslanian, Ricardo Gil Lavedra, Jorge Torlasco, Andrés D'Alessio, Guillermo Ledesma y Jorge Valerga Aráoz; designados personalmente por el presidente Raúl Alfonsín (el primer mandatario elegido en las urnas en la nueva etapa democrática); al igual que el fiscal Julio César Strassera y el fiscal adjunto Luis Gabriel Moreno Ocampo, fueron los encargados de recabar cientos de testimonios de supervivientes de los centros de detención clandestinos y sentar en el banquillo de los acusados a los altos jerarcas militares para procesarlos por crímenes de lesa humanidad.

En esa difícil y turbulenta época en que la democracia argentina pendía de un endeble hilo, estos jóvenes juristas fueron capaces de plantar cara con humilde valor a los “milicos asesinos” que amparándose en el uniforme y la disciplina castrense de la “obediencia debida” hicieron desaparecer ilegalmente a miles de personas, ejecutaron sin juicio previo a otros miles más, torturaron masivamente contraviniendo todos los convenios internacionales y robaron bebés para darlos en adopción de madres que estuvieron retenidas sin mediar habeas corpus y que dieron a luz esposadas y aterrorizadas.

Al día de hoy, si hay dos cosas que unen a todo el pueblo argentino son el fútbol y el reconocimiento de las atrocidades planificadas y ordenadas por el general Jorge Rafael Videla, el almirante Emilio Massera y todos sus secuaces del alto mando que mancillaron con su conducta criminal y sociópata el honor de las fuerzas armadas de la Argentina. Abominaciones que no pueden volver a repetirse “nunca más” en la historia de esta nación suramericana.

Toda esta historia ha sido magistralmente contada en la película “Argentina, 1985”, protagonizada por el actor argentino por antonomasia, Ricardo Darín, y que se quedó a las puertas de obtener el Premio Óscar a la mejor película internacional en su última edición, aunque logró ser reconocida con otros prestigiosos galardones, como el Premio Globo de Oro a la mejor película en lengua no inglesa, y el Premio Goya a la mejor película iberoamericana.

Gil, Valerga y Ledesma estuvieron esta semana en España para dar varias conferencias sobre este proceso único, si cabe más trascendental que los juicios de Nuremberg contra los cabecillas nazis por crímenes de guerra durante el segundo gran conflicto bélico mundial.

Negar lo innegable

Sin embargo, esta proeza histórica del poder judicial argentino corre el riesgo de borrada de la memoria colectiva por personajes ante cuales muchos ciudadanos de ese país no saben bien si deben echarse a reír o a temblar.

Nos referimos al candidato presidencial Javier Milei, que en pocos días se medirá en segunda vuelta al candidato peronista Sergio Massa para dirimir quién será el próximo inquilino de la Casa Rosada (el palacio de Gobierno de ese país).

El economista histriónico Javier Milei, que inició su vida pública asistiendo a tertulias televisivas disfrazado de Batman, está capitalizando el descontento gigantesco de la sociedad argentina azotada por la inflación y la pobreza desbocadas tras varios periodos presidenciales de gobiernos peronistas-Kirchneristas (los K, como se les conoce coloquialmente en el país austral), durante los cuales la llamada “Suiza de América Latina” se ha empobrecido y tornado insegura.

Por ello, muchos de los votantes argentinos están dispuestos a realizar una apuesta muy arriesgada en favor de un ”Mesías postmoderno” que promete dolarizar la economía, armar a la población para que se defienda de los delincuentes y cortar la financiación estatal de la investigación científica.

Además de lo anterior, Milei y su candidata a vicepresidenta, Victoria Villarruel (nieta, hija y sobrina de antiguos militares de los “años de plomo”), se han dedicado a trivializar, cuestionar y minimizar los crímenes contra la humanidad perpetrados durante la Dictadura. Todo ello hasta el punto de prometer desmantelar el museo de la memoria que se instaló en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) en cuyos sótanos se torturó a opositores, simpatizantes de los opositores y supuestos opositores del régimen para después embarcarlos drogados en los “vuelos de la muerte” y arrojarlos vivos al Océano Atlántico.

No es descartable que Milei y Villaruel, en caso de salir elegidos por los desesperados electores argentinos, pretendan poner en marcha un “Ministerio de la Verdad” como el que en la novela “1984” de George Orwell se dedicaba a reescribir la historia al servicio del totalitario Gran Hermano.

Las urnas argentinas nos dirán próximamente si esa gran nación pampeana de inmigrantes, artistas, literatos, pensadores, científicos y deportistas, elige entre la pesadilla distópica de “1984” o continuar con el espíritu de “1985”.

 

Luis Gabriel David

Profesor y periodista

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