Mal esta nuestra sociedad cuando solo la política mueve la conciencia ciudadana. He dicho conciencia, pero lo que verdaderamente mueve la política son los intereses de los políticos. Estoy en contra de todas las guerras y muertes de cualquier tipo entre seres humanos, pero lo que me inquieta es que se haya dejado de hablar de la guerra de Ucrania, cuya cobertura ya es mínima, a pesar de estar en nuestro continente, y se magnimice la guerra de Israel. A parte de la de Ucrania, provocada por la invasión en sus tierras, cuantas guerras hay en el mundo. No nos hemos preguntado cuantos muertos se producen al día en todos los enfrentamientos armados que existen. No nos interesa. Nos interesa solo cuando se politiza. Y si lo politiza la progresía mejor. Entonces es cuando da igual las consecuencias. Lo importante es que los denominados progresistas han salido a la calle en favor de el reconocimiento del estado Palestino. Se podía haber movilizado la ciudadanía contra Israel, solo contra Israel por la posición deshumanizada que está teniendo en este conflicto y su actitud provocadora ante el resto de países. Pero no. Hay que ir mas lejos. Hay que reconocer un estado que igual que otros de carácter islámico son nidos de terroristas que tarde o temprano atentaran contra los intereses occidentales. Y lo hacen no por venganza, si no por convencimiento religioso. Se ha levantado una cortina de humo dentro de la cual solo existen bombas israelíes y muertos gazaities.
Donde los muertos de Ucrania. Donde los muertos de todos los conflictos bélicos que existen en África.
Los europeos nos hemos convertidos en miembros de una sociedad liquida y cristalina por lo que solemos buscar una salida sin mancharnos, y eso hoy es difícil.
Decía Jean Anouilh “todas las guerras son santas, os desafío a que encontréis un beligerante que no crea tener el cielo de su parte”