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VENTANA AMERICANA

TIRANOS SIN BANDERAS

Fue en el mes de abril de 2018 cuando una gran movilización ciudadana se vivió en las calles de Nicaragüa con el fin de exigir al presidente vitalicio Daniel Ortega y a su gobernante consorte, Rosario Murillo, que abandonasen el poder. Pero esta “primavera centroamericana” se vio segada por la represión desencadenada por estos dos esperpénticos y peligrosos personajes que junto con sus adláteres desataron una represión que incluso ha superado la vivida en la década de los años 70 durante la dictadura de Anastasio Somoza Debayle.

Es cierto que en los años setentas del pasado siglo, Ortega, junto con otros personajes como el poeta y sacerdote Ernesto Cardenal y el guerrillero Edén Pastora (conocido como el Comandante cero), lideraron el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) para derrocar al dictador Somoza, quien a su vez era hijo y hermano de otros dos autócratas nicaragüenses.

Pero, actualmente, al antiguo guerrillero sandinista se le acusa de utilizar los mismos métodos represivos de Somoza para perpetuarse en el poder: encarcelar, torturar y asesinar a todo aquel que se opone a sus designios o que puede disputarle la continuidad en la silla presidencial de Managua. Mientras que las juventudes sandinistas, una especie de versión nicaragüense de los  “guardias rojos” maoístas, salen a la calle a apalear y asesinar a cualquiera que ose levantar la voz contra su líder, tal como lo han comprobado y denunciado la Organización de Estados Americanos (OEA) y el Servicio de Exteriores de la Unión Europea (SEAE).

Con tres cuartos de siglo a sus espaldas, y después de diecisiete años curiosamente ininterrumpidos como presidente, Daniel Ortega se encierra en la Casa Naranja, el palacio presidencial donde no vive pero sí despacha, acompañado por su esposa y vicepresidenta Rosario Murillo, la gerifalte cultural del régimen, y sus ocho hijos, quienes ostentan cargos de asesores en áreas estratégicas de la nación, barruntando la forma de descabezar a cualquier posible opositor que le pueda hacer sombra.

Daniel Ortega y la “banda de los nueve” (porque Zoilamérica, la primera hija de Murillo de un matrimonio anterior vive exiliada en Costa Rica desde donde denunció al presidente por abusos sufridos desde niña) ha llegado incluso a intervenir el diario La Prensa, adalid mundial del derecho a la información, por cuya valiente oposición a la dictadura de Somoza fue asesinado en 1978 su director Pedro Joaquín Chamorro.

En estos seis años de represión extrema, la oposición política ha sido borrada del mapa, las organizaciones no gubernamentales criminalizadas, la iglesia católica perseguida,la prensa censurada e intervenida, los intelectuales y artistas condenados al ostracismo y al exilio, y  se han establecido peligrosas amistades con la Rusia del neo zar Vladímir Putin.

La situación no puede ser más preocupante, o quizás todavía sí, en la llamada “tierra de lagos y volcanes”

Luis Gabriel David

Profesor y periodista

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