Mijas (MÁLAGA)- Es ese Ayuntamiento donde la Policía Local pedía medios y se les prometían uniformes nuevos… algún día. Donde los bomberos trabajaban desde hacía décadas en una nave alquilada, como si eso fuera lo normal. Donde Protección Civil era aplaudida en los actos oficiales, pero olvidada el resto del año.
Ese Ayuntamiento donde el turismo se gestionaba a base de improvisación, donde el campo era una foto de campaña, donde la limpieza dependía de la buena voluntad de la empresa adjudicataria… y donde la palabra “planificación” brillaba por su ausencia.
¿Le suena?
Era el Ayuntamiento de Mijas bajo el mando del PSOE, un partido que aquí, como en tantas partes de España, confundió gobernar con resistir y gestionar con aparentar. Un partido más ocupado en señalar al que trabaja que en asumir todo lo que dejó por hacer. Más centrado en crear cortinas de humo que en asumir su responsabilidad en la parálisis institucional que durante años ha vivido este municipio.
Porque si algo nos ha enseñado la política nacional —y sus escándalos, sus pactos con separatistas y sus concesiones impuestas desde arriba— es que cuando el socialismo gobierna, las prioridades del ciudadano pasan a un segundo plano. En Madrid o en Mijas, el patrón se repite: mucho gesto, mucha foto, poco trabajo real.
Y aún así, se sorprenden de que haya que reorganizarlo todo cuando llegamos.
En Mijas, el problema no era uno ni dos. El problema era de base. Una estructura administrativa desordenada, sin prioridades claras, donde todo parecía estar a medio hacer. Un Ayuntamiento manga por hombro.
Y para rematar, ni siquiera fueron capaces de sacar adelante unos presupuestos. Y sin presupuestos, la ley es clara: no se puede contratar, ni invertir, ni avanzar. En Mijas ocurrió durante años. Y ahora lo vivimos también a nivel nacional, camino del tercer año sin cuentas públicas. Una situación que no solo bloquea al país, sino que asfixia a los municipios en su financiación. Otro ejemplo más de cómo el socialismo frena desde arriba lo que muchos intentamos empujar desde abajo.
Y mientras el PSOE se dedica hoy a levantar el dedo, a muchos vecinos lo que les preocupa es por qué durante tantos años se destinaban cifras escandalosas a eventos como el Cala Fest, mientras los caminos rurales estaban impracticables y la Policía Local sin medios.
Muchos siguen preguntándose si aquel festival servía solo para traer música… o también para pagar otras fiestas, de otro tipo, que poco tenían que ver con el interés general. Nosotros no vamos a alimentar rumores, pero lo que sí está claro es que eso no volverá a pasar. Las prioridades hoy son otras. Y están claras.
En solo dos años, hemos triplicado la inversión en Seguridad, reorganizado la Policía Local y activado contratos para dotarla de tecnología puntera. El nuevo parque de bomberos ya está en camino. Protección Civil ha recibido por primera vez reconocimiento y puesta en valor de su tiempo. Y no solo reconocimiento institucional, sino herramientas para actuar con eficacia.
En Turismo, hemos dejado atrás el modelo estacional y hemos apostado por una oferta amplia, diversa y activa todo el año. Mientras otros municipios han bajado en visitas, Mijas ha crecido.
En Ganadería, los caballistas han vuelto, y lo que antes estaba excluido de las ferias, hoy vuelve a formar parte de la identidad de Mijas.
En Zonas Rurales, hay mantenimiento continuo, limpieza de cauces, caminos operativos y presencia constante del Ayuntamiento.
Y en Limpieza, el cambio es visible en la calle. Premio GECOR, Escoba de Platino y Bandera Verde de Ecovidrio muy por delante de todos los municipios a nivel nacional.
Lo más difícil ya está hecho: encaminar lo que otros dejaron desordenado. Lo siguiente es consolidarlo.
Y eso solo se consigue con firmeza, sin complejos, y con un gobierno que tenga claro a quién se debe: a los vecinos, no a los intereses de partido.
Porque cuando VOX está en el gobierno, las prioridades cambian. Y hoy Mijas ya está cambiando.
