La sanidad pública en Rincón de la Victoria está en una situación que ya no se puede maquillar. Lo que debería ser un servicio esencial, garantizado y digno, se ha convertido en una pesadilla para muchos vecinos. Citas médicas que tardan semanas, incluso meses y un centro de salud que no da abasto. Y lo peor es que ya ni sorprende. Nos hemos acostumbrado a que nos digan “no hay médico disponible”, “vuelva otro día”, o directamente que no hay solución. Pero no, no deberíamos acostumbrarnos. Esto no es normal.
Lo que pasa en Rincón de la Victoria no es un caso aislado. Es el reflejo de lo que ocurre en toda Andalucía. Durante años, la sanidad ha sido maltratada por los gobiernos de turno. El PSOE, cuando gobernaba la Junta, recortó el presupuesto para sanidad en casi 1.500 millones de euros y se perdieron más de 7.700 profesionales sanitarios. Menos médicos, menos enfermeros, menos personal para atendernos. Y el Partido Popular ha continuado esa política, con privatizaciones encubiertas y falta de transparencia, centros cerrados por las tardes, listas de espera que se disparan, y una atención primaria que no puede más. La sanidad andaluza está enferma, y no podemos confiar en quienes nos han traído hasta aquí. ¿Cómo van a arreglar los problemas de siempre quienes los han creado o ignorado durante décadas?
El bipartidismo es culpable. PSOE y PP se han turnado el poder durante décadas, prometiendo mejoras que nunca llegan. Han convertido la sanidad en un punto más de un programa electoral que no cumplen nunca, olvidando que detrás de cada número hay personas reales, con dolores, con miedo, con necesidad de ser atendidas. Cada legislatura repiten las mismas frases vacías, pero la realidad no cambia. La alternancia entre los mismos partidos ha generado una parálisis institucional que impide avanzar hacia un modelo sanitario eficaz.
Es el reflejo del Estado de las Autonomías, que ha fracasado en su deber de garantizar unos servicios públicos adecuados. El Régimen Autonómico fragmenta competencias, duplica estructuras y convierte derechos básicos en privilegios territoriales. Mientras se blindan estructuras políticas estériles, la sanidad, la educación o el desastre diario de los trenes siguen esperando en la cola, como si fueran asuntos menores.
Desde VOX lo tenemos claro: si alcanzamos la Junta de Andalucía, la sanidad será una prioridad absoluta. No vamos a permitir que se siga despilfarrando dinero en chiringuitos de género, en el negocio de la inmigración ilegal o en subvenciones a asociaciones afines. Mientras se siguen regando con dinero entes como el Instituto Andaluz de la Mujer, que es más bien una fábrica de eslóganes y carteles morados que una herramienta útil para resolver los problemas reales de las mujeres, o se gastan millones en políticas de memoria histórica, nuestros vecinos esperan una cita médica.
Nosotros pondremos orden: Invertiremos en profesionales, en infraestructuras, en atención directa al ciudadano. Porque para VOX, la sanidad pública no es un punto más de un programa electoral, debe ser uno de los pilares de un Estado al servicio de sus ciudadanos. Es un derecho que debe estar por encima de cualquier agenda ideológica o capricho del gobierno de turno.
VOX ha venido para defender lo que realmente importa: que nuestros mayores reciban atención médica sin listas de espera interminables; que en los colegios a nuestros hijos les enseñen matemáticas y no cuántos géneros existen. Importa la seguridad en nuestras calles, la vivienda, el empleo y unos servicios públicos que funcionen. Importa que el dinero de todos se gestione con responsabilidad y no se despilfarre en estrategias de ingeniería social.
Es hora de decir basta. Basta de excusas, basta de promesas vacías, basta de mirar hacia otro lado. Andalucía merece una sanidad que funcione, y Rincón de la Victoria también. Con VOX en la Junta, eso será posible.