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El dilema

Ser o no ser. Para ser hay que crear y el no ser, no es mas que la consecuencia de haber destruido al ser. Esta es la situación de Europa. Fue en su día cuna de libertades, religiosidades y grandezas. Y poco a poco ha ido abandonando cualquier señal de su poder. O mejor dicho le han ido destruyendo sus signos de identidad. La representatividad de su historia queda patente en los diversos monumentos que bañan su geografía. Por nombrar, Italia, Alemania, Francia, Países Bajos, o el conjunto de países que cayeron bajo la órbita comunista, como Rumanía, Yugoslavia, Polonia o cualquier otro que se me haya podido quedar atrás, son bastantes, pero no tiene el nombramiento intención exclusiva.

Para ser hay que tener una base solida. Esa base la constituye esencialmente la fe. Pero la fe entendida en su mas amplia acepción, es decir, la seguridad de que algo es cierto. 

A medida que nuestra sociedad ha ido avanzando la fe ha ido, también avanzando o mejor dicho dando tumbos. 

Lo que empezó siendo una fe ciega en los dioses, se convirtió en las sombras de todos aquellos que estaban distanciados de la religión o discrepaban de sus principios. Así nace la denominada inquisición que tenía como finalidad la persecución de los delitos contra la fe. 

A fin de cuentas se trataba de una primera demostración de que cuando una persona cree en algo puede incluso hacer el mal a los demás para imponer su criterio. La inquisición se inicia en 1184 con la persecución de los cataros y se manifiesta a lo largo y ancho de Europa de múltiples maneras. Cuando Enrique VIII se proclamo cabeza de la iglesia desencadeno un proceso de persecución y aniquilación de la iglesia católica. Por su parte, Lutero que criticaba la opulencia y avaricia del Vaticano cuando consumo el cisma las posesiones de la iglesia católica pasaron a los principales protectores de Lutero. Por su parte Calvino demostraba sin temor su ideología antisemita.

Hoy la fe ha cambiado pero se sigue usando en beneficio del que cree en algo y en perjuicio de los que no creen en lo mismo que aquel. Y no digamos si el que piensa que es poseedor de la que considera fe única tiene poder. 

Hoy el poder en Europa es simplemente ideológico, que a fin de cuenta no deja de ser religioso. Se trata de el mismo perro con distinto collar, con la salvedad que hoy en día la única fe que representa la libertad y la justicia es la del Cristianismo. De ahí que exista un silencio rotundo en la persecución que hoy en día se hace del cristianismo no solo en Europa sino en el mundo entero.  

Decía Chesterton, frase aplicable a nuestra sociedad europea progresista, que un padre y una madre unidos en matrimonio, tomados de la mano, paseando con sus hijos en brazos, va a ser el gesto mas revolucionario e intrépido de este siglo.

Fernando Guerrero

Ensayista

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