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Mujercitas

“Feminismo no es repartirse el pastel entre ambos sexos. Es hacer uno nuevo”

He querido comenzar mi reflexión marciana de hoy con esta frase de la periodista y escritora, icono del feminismo, Gloria Steinem. Y es que, siempre que en nuestra sociedad se instalan ideologías regresivas y mutiladoras, las mujeres se convierten en la punta de lanza de los cercenamientos  de derechos llevados a cabo por los nostálgicos de las cavernas. Esto no ocurre súbitamente, si no que se van introduciendo mensajes y proclamas, a veces aparentemente razonables, para justificar la adopción de medidas que desautorizan la escalada del feminismo. Este movimiento político y social que propugna la igualdad entre hombres y mujeres, a través de la equidad, ha sido demonizado históricamente, sobre todo cuando se producen avances notables en este camino liberador. El patriarcado, cual perro rabioso, se revuelve sin piedad. Nos llaman feminazis; se habla de ideología de género…. Tengo que confesar que he sido una militante activa en la causa femenina, ya que nos va la vida en ello, en sentido físico o figurado. Es injusto y cruel, con eso basta.

 Vivimos tiempos extraños, distópicos y anormales. Retornamos al cuestionamiento de asuntos, derechos y situaciones que estaban más que superados y aceptados por nuestra sociedad. Como ejemplo de ello, se vuelve a replantear el aborto, con el derecho inherente a la disposición de nuestro cuerpo. Lo que puede parecer un mensaje paternalista y protector de la salud femenina, como es la información de las consecuencias sanitarias del mismo, se convierte en un esperpento creativo: inventar un síndrome post aborto que no existe científicamente y obligar a los trabajadores a informar obligatoriamente sobre el mismo, con intención disuasoria. Con la universalización de la posibilidad de interrupción voluntaria del embarazo hasta la semana catorce de gestación, sin necesidad alegación de causa alguna, nuestro país apostó por revestir de dignidad a esta difícil decisión. Esta cuestión debe ser intocable.

Otro ejemplo de criminalización de las mujeres, en este caso en relación con la violencia de género, ha sido la inaudita autorización al grupo político VOX por parte del Parlamento nacional para la realización de un encuentro estatal sobre las denuncias falsas realizadas por mujeres. Es incomprensible que se dé pábulo a esta iniciativa, cuando está más que acreditado que las susodichas denuncias representan un ínfimo porcentaje en el cómputo total de las presentadas (algo así como un 0,09 por ciento). Es imprescindible el cierre de filas frente a los actos de violencia machista, sin fisuras. Y los negacionistas de nuestros derechos deben quedar sin altavoces institucionales. Para ello es fundamental, urgente y necesario que las mujeres seamos conscientes de que, si la ultraderecha accede al poder, los derechos y libertades conquistados a fuerza de lucha feminista empezarán a ser desmantelados. Ellos tienen un plan para nosotras: que volvamos a ser las sumisas amas de casa paridoras de hijos y descanso del guerrero.

 Cambiando de tercio, pero no de tema, me parece escalofriante que la periodista Cristina Fallarás haya sido señalada y amenazada por ultraderechistas públicamente, en las redes sociales y en diversos acontecimientos y que ello no tenga consecuencias legales y judiciales inmediatas. Su delito, ser feminista militante.

Por último, estoy convencida de que el gran reto consiste en que los hombres se incorporen con convicción a esta reivindicación permanente. Y es que, al igual que la esclavitud y el aparheid no fueron abolidos hasta que los blancos se sumaron a esta lucha, el feminismo no habrá conseguido su objetivo hasta que los hombres lo acojan como propio por su justicia y necesidad, y no como una amenaza. Para ello es fundamental el esfuerzo educativo que llevemos a cabo en todos los ámbitos de la sociedad, empezando por nuestros hogares. A veces pienso que el universo me regaló dos hijos varones para poder contribuir, desde nuestro pequeño ámbito familiar, a un atisbo de cambio. Espero haberlo logrado.

“No hace falta ser antihombre para ser promujer”

Jane Galvin Lewis.

Porque sigue siendo martes, te deseo mucho ánimo y mucha fuerza en este desierto humanista.

A los que son capaces de sentir el sol a pesar de las nubes.

 

Encarnación Páez

Alma errante

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