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Sobre los gobernantes

No me canso de insistir en el paralelismo que existe entre los gobiernos políticos y los gobiernos de Hermandades. Y lo del paralelismo lo digo, al menos por ahora, en el sentido literal de la palabra. Dos trayectorias paralelas que nunca se podrán unir.

Y esto es algo palpable. Mientras que los miembros de una Junta de Gobierno de una Hermandad son capaces de gobernar para todos, los miembros de un gobierno político de lo único que son capaces es de estigmatizar a quienes no piensan como ellos, convirtiendo al adversario, a quien hay que escuchar y convencer, en enemigo a quien hay que perseguir y exterminar. Hoy por hoy.

Pensemos en la cofradía más antigua de Málaga. Dicen los estudiosos que es la de la Santa Vera Cruz. Existen unos estatutos de 1505. Desde entonces se celebran elecciones cada cuatro años, siempre según los estudiosos y el contenido de sus estatutos, e igual que la mayoría de las Hermandades de nuestro ámbito católico, ningún miembro de las distintas Juntas de Gobierno ha ido a la cárcel, aunque sí, con toda seguridad, haya habido miembros que hayan dimitido por motu propio o a instancias de la propia Junta de Gobierno. Evidentemente, donde hay seres humanos con poder de decisión, siempre se cae en la tentación del autoritarismo, la corrupción o la manipulación, con tal de permanecer en el poder el mayor tiempo posible con la sola finalidad de hacer creer a todos que lo de los demás solo es del que gobierna. Pero en las Hermandades existe la limitación, pienso que en todas, de limitar el mandato de los Hermanos Mayores a un máximo de cuatro años. Primer límite ante el absolutismo personal que imposibilita la adjudicación, sine tempore, de la capacidad decisoria de una persona.

Ahondando más en el paralelismo, la mayor manifestación de entrega entre los gobiernos políticos y los Consejos de las distintas Hermandades se produce cuando en una exposición conmemorativa de los enseres de una Hermandad se exponen ornamentos, con antigüedad superior a los cien, doscientos o trescientos años, conservados y restaurados a lo largo de su historia para gloria y futuro de las Hermandades. No voy a hablar, a sensu contrario, de la malversación de los políticos, ni de su corrupción ni del apego que le tienen a la poltrona, pues no sabrían vivir sin ella y que hace más destacable aún, la labor vocacional de quienes forman las diversas Juntas de Gobierno, entregan su tiempo a las diversas tareas de hermandad sacrificando su tiempo de ocio y familiar, y sabiendo que no viven de la Hermandad, por lo que tienen que seguir en el trabajo de sus diversas actividades.

A la contra, existe una mayoría de políticos que no sabe lo que es trabajar fuera del partido y que, por lo tanto, desconoce las necesidades de la ciudadanía.

Esta permanencia del trabajo espiritual, material y vocacional de las Hermandades quizás es fiel reflejo de lo que Friedrich Nietzsche dijo sobre el bien y el mal:”Lo que se hace por amor acontece siempre más allá del bien y del mal” 

 

Fernando Guerrero

Ensayista

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