Las batas de neurólogos andan cortitas en los entornos del Paraíso-Sur; a sus futuros ocupantes Juanma les tendrá que ofrecer panorama y piso turístico, si quieren que su escaso número no nos eleve la “neura” por las listas de espera. De todas maneras en algo somos campeones, si no a dar patadas, a renquear en la lista de pacientes. De un chupinazo los capitalinos vascos del Alavés, disfrutaron de un 2 a 0 ante los gilistas de Madrid; la Real amasaba un empate ante el Xetafe; los nazarís de la cola se estrellaron con los leones de San Mamés. El resto de España se debatía en el Bernabéu, entre los millonarios de chalés centrípetos y los de masías centrifugas. Los sucesos del calendario hispánico dominguero, tenían una pendiente, la clasificación de las elecciones en el País Vasco. Los devotos del españolismo denunciados por light, 12 escaños, suben dos; los auténticos de los tirantes de Fraga, suman 7, más uno; los de las provincias vascongadas de VOX su silloncito; Sumar otro y Podemos un cerapio. El PNV y Bildu han empatado a 27, es decir, que las fuerzas independentistas han vencido 54 frente a 21, si las cuentas me descuadran el ánimo de españolear. Gobernará lo instituido, pero, aunque la amenaza al mapa anda que se las pela, lo que más se puede augurar es que el análisis forense anda en el olvido, por los resultados excepcionales de Bildu, que se colocan en el casillero para dar jaque mate en el próximo cuatrienio. Como los del PSOE, hasta gobernamos Euskadi, los de Podemos dieron la nota y el PP tampoco se aplanó, triste destino montado en sidecar o radiando la rabia. Por eso he empezado este placebo contra la neurosis electoral; fiando nuestro ser nacional a las divisiones de la cueva de la Real Federación Española de Fútbol y Teba Club; para no quedar “aítos” o como iguales de la ONCE.
