Imagino que mis compañeros armados de selfies se fotografiaron a lo grande, no era de esas convocatorias de foto al matón de la Ferraz que me entristecía. Como en la época de la Fiesta de la Libertad, ya en sepia doblada, de nuevo el activismo cundió en una convocatoria de los socialistas, pero que temazo. Los pantallazos en los medios amigos, me han sacado el revuelo de sus instantáneas, no estuve yo, de guardia preoperatoria, tampoco asistieron Felipe y Guerra; del González ausente, un manifestante declaraba compungido, -y eso que está su foto enterrada con mi padre, ¡arrea! Pude fijarme en Carmen Romero, nuestra primera dama por primera y, militante del feminismo, el haz, porque su ex juega al envés. Su imagen seria sea la más solidaria, porque ella fue patrona de soledades y víctima propiciatoria de las inquinas nacionales a su esposo, goteando a bonsáis. Ian Gibson, también estuvo allí, el respetado hispanista que se afilió con los desfavorecidos, por sus tantas páginas de nuestros abandonados en las cunetas. Algo sabrá el sabio investigador, para señalar -a la derecha española como la peor de Europa-. No es para presumir de deméritos, pero posiblemente está más entrenada en las miserias de los abusos del poder; aunque yo no organizaría el concurso de explotadores y usurpadores en el Viejo Continente, porque van a faltarnos pódiums, medallas y banderas. La cosa fue, ahora a esperar al lunes el deshojar de las begonias; los corraloneros de la política de cinco estrellas y guía Michelín, ya se han inventado el discurso, por si todas las moscas, según Feijóo, -“Sánchez sería un presidente por compasión”, ¿de quién y de qué? Como defensor de nuestra Constitución desde sus principios, me gustaría fijarlo todo a la Justicia, pero la derecha más perniciosa para Gibson, lleva torpedeando el cambio en el Consejo del Poder Judicial a su capricho y beneficio 1968 días. La sombra de la duda va en volandas por la tormenta.
