Desde que la joven promesa popular Noelia Nuñez emborronó su curriculo con "la que no era", por ese prurito de falsa hidalguía inamovible de nuestro clasismo; en la que ser una persona es un "cualquiera" a la altura de un "Juan Lanas", si no lleva unido a su pedigrí la esencia de un apellido de ringorango o diplomas de bachiller de altos vuelos. La cultura de los partidos de "divide y jode más", ha lanzado severas acusaciones para que tomen la de Villadiego, todos los presuntos supuestos de haber alterado el CV oficial.
Pero vista la nombradía del "Gran Acusador", el licencioso don Tellado, que se le volvió lanza hasta el jugo de la caña de azúcar, porque el carnet de periodista del bocazas, no le llegaba ni para el lápiz del reportero Tribulete- Descubrimos el apagón de luces y tauigrafos en el Parlamento y aledaños oficiales, en los que señorías y bajo pelo eligen al voleo del "querer ser" sus credenciales. Pedro Aparicio y el menda, distraíamos las severas estancias municipales, con nuestro cuadernillo de los que creíamos mejores ediles de la Corporación, con el resultado unánime de que los intitulados más modestos le daban sopa con honda a los cátedros.
Doña Noelita de fugaz carrera, debió señalar en sus papeles que era una "política de piscifactoría", criada con las pocas reglas de la FAES aznarista y con vocación de maleficio, de la que tan necitado estamos. En fin, he venido a evocar a mi dilecto amigo excelentísimo don Manuel Alvar, quién me repetía después de sus largas estancias veraniegas en Málaga, frecuentando el mundo de las letras local, que le sorprendía de que en "Málaga, nadie era lo que era"; porque partía con la lista de los ilustres que ahora tenemos en el callejero como escritores y editores, en las que unos eran letrados del Juzgado eclesiástico y matrimonialistas, y hasta inspector del trigo. En fin, digamos como Gloria Fuertes que mejor tener un mundo al revés.