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Cuando el caos ayuda

Vivimos momentos de desconcierto en el que los ciudadanos pensamos solo en el presente sin preocuparnos del futuro. Nuestra sociedad ha criminalizado tan fuertemente el pasado que el presente nos parece maravilloso y del futuro ni nos preocupamos. Pensamos que ya se arreglara.

Rompemos las reglas sobre las que se han apoyado hasta ahora nuestra estabilidad social interna y externas y lo que internacionalmente aparecía fuertemente arraigado y establecido, ahora se resquebraja. Los conceptos que hasta ahora teníamos claros, dudamos de ellos y eso hace que principios que estaban asentados en nuestra sociedad interna e internacionalmente ahora se dude de ellos.

A esta situación hemos llegado por la fluidez de nuestra sociedad en la que nos han imbuido aquellos a quienes les pueda interesar la laxitud de nuestros principios e intereses con la única finalidad de hacerlos desaparecer y dominarnos.

Mencionemos dos aspectos en los que se puede apreciar claramente la decadencia de nuestra sociedad occidental. El primero de ellos es el armamentístico. Europa lleva años siendo atacada ideológicamente por movimientos pacifistas que han conseguido que en la mayoría de los países europeos el servicio militar sea abolido por considerar que no sirve para nada.

Sin embargo, recientemente se ha vuelto hablar del servicio militar. De todas maneras se habla por lo bajo, en nuestro país, pues ahora aunque el servicio militar fuera voluntario habría dificultades para disciplinar a tanta juventud indisciplinada.

España ha sido desde hace décadas objeto de campañas antimilitaristas habiendo sucumbido al objetivo de las mismas que no es otro que el que el ciudadano normal tenga total ignorancia sobre los conceptos militares y nociones estratégicas de guerra. Mientras en España los progresistas y cacareantes de libertades conseguían su propósito en otros países europeos a los que siempre los españoles hemos señalados como ejemplo a seguir en adelantos sociales y libertades, el servicio militar se ha mantenido.

En Suecia ha existido un servicio obligatorio a partir de los dieciocho años cuya duración era entre seis y quince meses según el cuerpo militar en el que se decidiera servir. Se abolió en 2010, pero en enero de 2018 se volvió a implantar con carácter obligatorio,tanto para hombres como para mujeres. El gobierno de Suecia ha implantado el sentimiento en la ciudadanía “defensa total”.

Por su parte, en Suiza el servicio militar también es obligatorio para hombres siendo su duración entre cuatro y seis meses, debiendo participar en cursos anuales de actualización.

Estos países libres y que para los españoles han sido sinónimo de libertad y desarrollo economico no han sucumbido a los cantos de sirena de los partidos de izquierdas. Han permanecido sabiendo que para ser pacifista hay que estar preparado para la guerrera.

Frente a estos países libres, democráticos y de alto nivel economico estan aquellos otros que tras fomentar el pacifismo mediante ideologías de diversos tipos acopian un buen arsenal bélico para la amenaza e invasión de otros países.

Otro aspecto que nos debe preocupar es el de la destrucción del sentimiento occidental del cristianismo.

La criminalización del pasado ha incluido al cristianismo que ya se ve como el demonio vencido. Mentira. El demonio se está encargando de que con tal de criminalizar la Biblia se esté dando paso al Corán y curiosamente esa autopista la están preparando quienes hoy dan paso a que se use nuestras instituciones y la misma sociedad para que se implante una cultura que destruye los pilares democráticos y los derechos de la mujer.

No debemos renuncia a defender lo nuestro. Enseñar una teta en una iglesia es fácil. Enseñar una teta en una mezquita, es otra cosa. En la iglesia es señal de progreso, en la mezquita no se enseña porque da pánico de lo que les puede ocurrir a quien lo haga.

Fernando Guerrero

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