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La imaginación/la atención/el silencio

La imaginación desborda los acontecimientos de nuestra sociedad. Se incentiva de tal manera que no sabemos qué es verdadero o falso. O quizá algo que es peor. Se está haciendo desaparecer los criterios individuales y sociales por los que antes se distinguía entre lo verdadero y lo falso, con la sola pretensión de que no sepamos por nuestra iniciativa qué camino escoger y seamos más fáciles de dirigir.

Para el incentivo de la imaginación social, se acompaña de ruido. El ruido es necesario. Desorienta, aturde. Un ruido qué como el que lleva puesto nuestra juventud en sus auriculares, aunque sea música, impide escuchar a los demás pero también nos adormece y distrae de pequeños y grandes peligros de los que no nos percatamos por estar abstraídos en nuestro ruidoso yo y que pueden influir y desviar nuestras pretensiones de tal manera que cuando nos vayamos a dar cuenta de donde estamos, ya sea tarde. Baste recordar las veces que nuestra juventud, abstraída en sus ruidos, aunque sean musicales, tropieza con una señal o poste de la calle.

Pero el objetivo de quienes nos dirigen es aun mayor. No se conforma con que tropecemos. Quiere someternos. Y todo cuanto hacen tiene ese único destino. Pero no debemos conformarnos con admitir sus intenciones. Plantemos cara. Prestemos atención. No seamos borregos. Hablemos, escuchemos, dialoguemos. Seamos humanos. Escuchemos nuestro interior. Para eso necesitamos aislarnos del ruido que produce el poder. Pensemos que el poder se beneficia del ruido. El ruido alimenta al poder como las maquinas al producir alimentan al capital. El silencio no beneficia ni al poder ni al capital. El silencio hace que nos encentremos con nosotros mismos. Que seamos capaces de pensar y deducir.  

El silencio nos aísla del ruido y de la desorientación en la que nos tienen inmersos. Pero es difícil aislarse del ruido. Lo hay en todas partes. En los políticos como medio de llamar la atención para que como en un partido ficticio de tenis miremos hacia un lado y de pronto hacia el otro, pero a diferencia del partido real de tenis no hay jugadores, solo una pelota. En los medios de información pues se hacen eco de todo cuanto los políticos hablan y según el lugar que ocupen en la grada destacaran el ruido de la pelota para que nos quedemos absortos en el golpe. Lo hay en las redes sociales, en las que mejor ni entrar. Lo hay en los programas de entretenimiento de medios de comunicación con los que se vacía la mente de la ciudadanía confundiendo, en muchas ocasiones y difuminando en otras donde está la linea divisoria entre lo verdadero, lo falso, lo bueno y lo malo.

Apaguemos el ruido. Si no podemos apagarlo, quitemosle volumen. Demos preferencia a la atención y al silencio. Recordemos que la lectura enseña, que la charla, enriquece y que la controversia, el debate o la discusión ayudan a progresar  y a ser humanos.

Seamos conscientes que el ser humano, asilado no es nada. El ruido aísla. El ser humano forma parte de un todo en el que su aportación es esencial para el conjunto de la humanidad.  

 

Fernando Guerrero

Ensayista

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