La provincia de Málaga tiene un potencial enorme pero también muchos retos y desafíos por delante. Según las proyecciones del Instituto Nacional de Estadística (INE), ganaremos más de 300.000 nuevos habitantes antes de 2035 y esto requiere de planificación e inversiones en materia de agua, movilidad, suelo o gestión de residuos, para que ese crecimiento sea sostenible y ordenado.
Y esto debe ser una tarea de todos. Málaga está en un momento clave, similar al que dio lugar en los años 90 a la llamada ‘Hora de Málaga’, un acuerdo entre dirigentes y cargos públicos de los grandes partidos para sacar a la provincia del bloqueo en el que estaba e impulsar grandes proyectos e infraestructuras.
En esos años, el Estado, con la alternancia de gobiernos del PP y del PSOE, acometió la llegada del AVE a Málaga, el soterramiento de las vías a su paso por la capital, la ampliación del aeropuerto, con la T3 y la segunda pista; la hiperronda, la culminación de la autovía del Mediterráneo en la Costa oriental, la autovía Córdoba-Málaga y la autopista de peaje de la Costa del Sol y de las Pedrizas, entre otras actuaciones.
Pero también se ejecutaron obras para aumentar los recursos hídricos frente a la sequía de 1995, como el trasvase La Viñuela-Málaga, los de los ríos Guadalmina, Guadalmansa y Guadaiza al pantano de La Concepción, la desaladora de Marbella y la desalobradora de Málaga, la presa de Casasola, etcétera.
Hace poco la presidenta del PP de Málaga, Patricia Navarro, lanzó una propuesta de Alianza por Málaga a todos los partidos políticos con representación parlamentaria, que hemos hecho extensiva a los agentes sociales y económicos y donde incidimos en la importancia de trabajar entre todos por el progreso de la provincia.
Málaga se configura como el tercer eje urbano del país, tras Madrid y Barcelona, con una gran capacidad de atracción de población, empresas e inversiones. Hoy somos ya referencia en innovación, turismo, cultura, agricultura, en el ámbito empresarial y tecnológico. Una provincia pujante y líder en un momento decisivo en el que son necesarias y urgentes grandes inversiones públicas, especialmente por parte del Estado, con ayuda de fondos europeos y con la coordinación del resto de administraciones.
Málaga y su área metropolitana necesitan inversiones en movilidad, tanto en carreteras como en Cercanías, en los servicios de Alta Velocidad y Media Distancia o el tren de la Costa del Sol, esa ansiada infraestructura que nos ayudará a seguir progresando pero de la que el actual Gobierno parece que se ha bajado definitivamente.
Llevamos hablando desde 1979 de esta infraestructura, de la que en 2009 el expresidente socialista de la Junta de Andalucía Manuel Chaves llegó a adjudicar un primer tramo y para la que, en 2018, el ministro de Fomento del PP Íñigo de la Serna presentó dos trazados alternativos.
En la última década, el Gobierno de España ha presupuestado 8,4 millones de euros para estudios pero a principios de este mes, en un foro de Movilidad, el secretario de Estado de Transportes afirmó que no tenían datos que avalaran la necesidad de este tren de la Costa del Sol. Entenderán el estupor que nos causaron unas declaraciones sobre una infraestructura de la que llevamos hablando décadas y que es absolutamente necesaria.
Vamos a seguir apostando y reclamando este tren de la Costa del Sol pero mientras tanto, sabiendo que no es una obra de hoy para mañana, hemos planteado la suspensión temporal del peaje de la AP-7, el único de Andalucía y el más caro de toda España; para no asfixiar el crecimiento y la generación de oportunidades, empleo y riqueza de nuestra provincia de Málaga.
No vemos justo que mientras los Cercanías de Cataluña se “rieguen” con 6.000 millones de euros para contentar a los socios de Pedro Sánchez nosotros tengamos una línea C1 (Málaga-Fuengirola) que pese a ser la más rentable de España no se mantiene como debiera, afectando a miles de malagueños cada día; o que ciudades como Marbella no tengan esa conexión ferroviaria.
Proponer no es confrontar, queremos construir y seguiremos reclamando para Málaga lo que creemos mejor para asegurar su crecimiento sostenible y ordenado.
Somos ejemplo de dinamismo, de calidad de vida y para seguir en esa senda necesitamos que el Gobierno de España crea en nuestro potencial, igual que creen los ayuntamientos, la Diputación o la actual Junta de Andalucía, que ha logrado situarnos en los primeros puestos de España en cinco años, frente al vagón de cola en el que estábamos con los gobiernos del PSOE.
El PP de Málaga no se conforma. Vamos a seguir luchando por esta provincia, porque tenemos la responsabilidad y la obligación de hacerlo.