Ya en el Génesis leemos “te ganarás el pan con el sudor de tu frente”. El tan conocido dicho "quien no trabaja, no come" o aquel otro de “la tierra para el que la trabaja” lo que representan en la ciudadanía es la necesidad que el individuo tiene de esforzarse cada día para ganarse el sustento. El de “quien no trabaja, no come” tiene su origen bíblico en la Segunda Epístola a los Tesalonicenses 3:10, donde el apóstol Pablo escribe: "Si alguno no quiere trabajar, que tampoco coma”. Este dicho destaca la necesidad que es necesario trabajar para obtener los recursos necesarios para vivir. Se usa en román paladino para recordar a las personas la importancia del esfuerzo y la responsabilidad individual. Curiosamente la frase proviene de la Biblia, específicamente de la Segunda Epístola a los Tesalonicenses 3:10. En el texto, Pablo da una orden para que no se alimente a los holgazanes que "andan desordenadamente, sin trabajar en nada".
Cuantas más frases se pueden leer en la Biblia y que, habiendo sido pisoteado su contenido y olvidado su sentido, han hecho que nuestra sociedad haya elegido para su gobierno a un conjunto de holgazanes que pululan desordenadamente por nuestras instituciones democráticas sin trabajar, estando bien pagados por la ciudadanía y que lo único que pretenden es el enriquecimiento personal y el olvido del bienestar común que es el principal objetivo de un político cuya actividad principal es la del servicio a la ciudadanía.
De tal manera obviamos la sabiduría de la Biblia que en la actualidad se produce la situación contraria: Los holgazanes acumulan poder y fortuna (ciento veinte mil euros dentro de un edredón) a costa del ciudadano que trabaja y vive apretadamente para llegar a final de mes.
Frente al conjunto de holgazanes vividores que se organizan en partidos políticos, de cualquier signo, para no dar un palo al agua en su vida, encontramos otro tipo de organizaciones que sí se preocupan del bien común de los ciudadanos y que se fijan esencialmente en aquellos ciudadanos que se encuentran en situación de precariedad e indigencia, sin importarles su raza o religión. Me refiero a la organización católica Cáritas. Fundada en 1897 en Alemania su labor es reconocida internacionalmente. En España se instituyó en 1947 y cuenta con más de sesenta y nueve mil (69.000)voluntarios.
Qué diferencia. Nuestros políticos gobernantes, malgastando, abusando, derrochando y bien viviendo a costa de los demás. Los voluntarios de Cáritas trabajando gratuitamente para los más necesitados, sin importarles raza, religión o pensamiento político. No crean muros, dan abrazos que reconfortan moral, espiritual y económicamente. Pensando en los demás, denuncian el aumento de familias que viven en el umbral de la pobreza y exigen a los partidos políticos que realicen pactos de Estado para aumentar la natalidad y poner a disposición de la ciudadanía un parque de viviendas para alquilar o vender en régimen de protección social. Son proyectos de Estado que se deben realizar a largo plazo y sin meter fondos en los colchones, sino que hay que gestionarlos con honestidad.
Desgraciadamente, para nosotros los ciudadanos, la honestidad es un regalo muy caro, que no podemos esperar de estos políticos baratos que tenemos.





