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“Ciudadanos” a la gresca por la gestión del CAC

Expectante titular sin el entrecomillado, nos daría a los malagueños una vitola de ciudad más picassiana y culta, que en las otras facetas en las que destacamos.

La moción de los munícipes socialistas sobre la gestión del CAC, ha tenido más recorrido que se esperaba, ha obtenido la mayoría, al atraerse el voto del concejal de Ciudadanos, Gonzalo Sichar, creando la división en sus filas y el consiguiente batiburrillo en los medios de comunicación.

De la lectura de los papeles, parece que hay mucho que revisar de orden interno en la gestión del CAC, a tal punto que el grupo de Francisco de la Torre, se ha sumado a la unanimidad de hacer la auditoría que proponen los socialistas. Pensaba que los que gobiernan están en la obligación de vigilar y dar cuenta de los recursos y caudales que emplean, y no sumarse a la moción de la oposición por más que esto de una ilusoria sensación de transparencia.

El CAC, por otra parte, desde que lo inauguraron los descabalgados duques de Palma, se ha sabido labrar un espacio importante entre los centros de arte contemporáneo nacionales e internacionales, bajo la dirección de Fernando Francés. Pocas instituciones de este tamaño, en el vetusto espacio arreglado del viejo Mercado de Mayoristas, edificio catalogado como Bien de Interés Cultural, de arquitectura franquista por correspondencia, han sabido ganarse una reputación y atención.

Recuerdo los días de sus salas casi vacías de los primeros meses, ahora, es una alegría ver colas en algunas exposiciones, siempre ocupado, grupos de colegiales sentados en el suelo siguiendo las explicaciones de los expertos, se nos ha permitido conocer grandes artistas del universo controvertido del arte actual, se nos ha referenciado en los medios de comunicación de todas las artes y partes. En definitiva, un centro público, en el que no pagas por entrar, sometido a todo el activismo de una gestión eficaz y privada.

Digo esto, porque me gustaría que se conocieran mejor cómo funcionan los centros de arte contemporáneos de este corte en España, que crecieron como champiñones, y padecen del vacío de lo ignorado. Suelen pasar cosas como a nuestro Museo de la Aduana, que se echará unas largas tardes siestas en el verano.

Los años me han enseñado que no mejora la gestión, ni tan siquiera se ahorra, con la "municipalización", "juntalización" o "gobernalización" de la gestión de los servicios públicos. Pero también sé que "el ojo del amo engorda al caballo", el simple gesto de los ediles del PP a favor de la auditoría, me explica que salvo inauguraciones los gestores municipales pasan de confianzudos, por no llamarlos distraídos.

A la izquierda, incluida la propia, me atrevo a decirle que amén del discurso de lo público que nos pone. Se han dilapidado muchos recursos e ilusiones, al albur de las divinas palabras, gestionando lo que se posee en común, tomando decisiones poco profesionales, engordando plantillas y el largo etcétera que conocemos. Nadie escarmienta en cabeza ajena, más bien nos servimos de las cabezas más enajenadas.

El compromiso sea CAC, Limasa... está en darle el mejor servicio al ciudadano con mayúsculas, sea Gonzalo Sichar o el resto de los 637.000 malagueños. Para eso se necesitan representantes públicos con compromiso, diligencia, vigilancia y claridad, y se evitarán mociónes sorpresa y que "Ciudadanos" esté a la gresca.

 

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