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Una situación deplorable

Se ha producido recientemente en un centro educativo una agresión brutal de unos compañeros, de doce años, a una niña, de ocho. Ha debido ser ingresada en el hospital. El parte médico es impresionante, baste decir que tiene un riñón descolgado.

Que acontecimientos de este tipo se produzcan, cualquiera que sea la edad, en centros educativos, nos debe avergonzar. Pero mucho más nos debe avergonzar, que quienes presuntamente, participaron en una realidad bestial, han sido identificados seis, como es darle una paliza a una compañera, vuelvan al centro, mientras que amigos y familiares de la victima están ateridos de terror.

A esto hay que añadir las declaraciones del Consejero Balear de Educación que considera que sin tener datos concretos la expulsión podría ser una injusticia, pues dicho Consejero apela a la presunción de inocencia. Una realidad delictiva en la que se han violado la totalidad de los derechos de una menor nunca debe quedar impune, ni un solo día frente a una presunción.

Una equivocación en una presunción tiene arreglo, lo que no tiene arreglo ni personal ni psicológico ni social, es que la victima desde el hospital vea el apoyo que desde la Consejería tienen sus agresores. Cada día que pase sin que sean expulsados aumenta la vanidad y cobardía de los violentos.

 

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