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No culpen a los malagueños

Hace más de diez años que los españoles otorgaron una mayoría absoluta al PP para que cambiara todo lo malo que había hecho el nefasto Zapatero. ¿Y qué es lo que los populares hicieron con ella? Hagamos memoria. ¿Qué hizo el PP con la ley de violencia de género? Conservarla. ¿Qué hizo el PP con la ley de memoria histórica? Mantenerla. ¿Qué hizo el PP para salvaguardar la independencia del poder judicial? Repartirse los jueces con el PSOE.

Desde que Rajoy ganara aquellas elecciones con mayoría, el Partido Popular siempre ha tendido, con sus perennes complejos, a molestar lo menos posible a quienes les desprecian una y otra vez: la izquierda, y a huir de las necesarias batallas que había que dar. ¿Y qué nos ha traído esa renuncia del PP a dar estas batallas? La ley de violencia de género, la ley del solo sí es sí, la ley trans, la ley de memoria histórica, la nueva ley de educación y, como no, la ley de cambio climático.

Precisamente al amparo de esta última ley, el nuevo Gobierno de la Junta de Andalucía, ese que sigue ejerciendo las políticas socialistas que han llevado esta tierra a la ruina, se ha quitado la careta, ayudado, eso sí, por su mayoría absoluta, para abrazar definitivamente y sin despeinarse el fanatismo globalista y climático de la Agenda 2030.

Fruto de ello, es la nueva Consejería de Sostenibilidad, Medio Ambiente y Economía Azul. Rimbombante nombre, para un departamento cuyas funciones van a orbitar alrededor de la "lucha contra el cambio climático" y la "transición hacia un nuevo modelo energético", copiando sin rechistar los dogmas que los lobbys ecologistas dictan a los burócratas europeos y cuyo fin no es otro que entregar toda nuestra soberanía energética y acabar dependiendo, como ya está ocurriendo, de un puñado de tiranos que mercadean con la energía para llenarse los bolsillos.

Nos equivocamos gravemente si creemos que en Andalucía y en España somos el ombligo del mundo. Que somos nosotros, solamente nosotros, los que tenemos que salvar el planeta. Y aquí, los datos son tan contundentes que abochornan. Mientras que en España, donde las emisiones de CO2 a la atmósfera suponen el 0,8% del total mundial, pagamos una de las facturas energéticas más caras del planeta, en países como China y la India van a lo suyo. Ni les importan el resto de países, ni muchos menos el planeta.

Tal es así, que solo China emite un 30,7% del porcentaje mundial total de CO2, siendo chinas 24 de las 25 ciudades del mundo que más emisiones realizan. Solo estas 25 ciudades producen el 52% de las emisiones de gases de efecto invernadero del planeta.

Es por eso que en VOX nunca vamos a aceptar un discurso sobre la conservación del medio ambiente que pase por señalar y culpabilizar al ciudadano de Málaga, el señor de un pueblo de la Serranía de Ronda o al agricultor de la Axarquía malagueña, como los grandes culpables de la "destrucción del planeta". Por no hablar de lo ridículo que resulta intentar poner fronteras autonómicas a esta supuesta lucha contra el cambio climático. El clima no se puede compartimentar desde el ámbito estatal ni regional, ni mucho menos desde el ámbito municipal.

Así, en VOX no damos el debate sobre el cambio climático por cerrado, porque las políticas que se ponen en marcha en su nombre están afectando a todos los aspectos de la vida de los españoles, de los andaluces y de mis vecinos malagueños.

[cabezon name="Purificación Fernández" designation="Parlamentaria de VOX por Málaga" img="purivoxx" /]

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