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Ni de izquierdas ni de derechas… ni de centro

Hay quienes sostienen que la izquierda y la derecha ya son concepciones superadas. Que surgieron en el siglo XIX, se expandieron en el XX, pero que en el XXI sucumbieron. 

Sin embargo, cuando observamos a ministras proponer una carga impositiva del tal calibre sobre la segunda vivienda que hace casi imposible su adquisición, vemos que la extrema izquierda está vigente. 

Cuando vemos a formaciones que proponen la expulsión masiva de inmigrantes, tomándoles además como cabezas de turco de la delincuencia en España, vemos que la extrema derecha está viva.

Y cuando vemos medidas similares como las expuestas, pero atenuadas, vemos que la izquierda y la derecha permanecen. 

Ante esto hay quienes optan por posiciones intermedias, cuya máxima aspiración es ser la bisagra que da estabilidad apoyando (en el mejor de los casos) a izquierda y derecha, cuando no solo a la derecha. Éstos se autodenominan centristas.

Pero el que existan (todavía) izquierda, derecha y centro, no quiere decir que un nutrido número de personas (cada vez más amplio) sí que hayamos superado esos ejes políticos. 

Si nos vamos a los concretos yo diría que con el PSOE compartía su política fiscal socialdemócrata; pero no comparto su corrupción, la pléyade de enchufados, su alianza con independentistas, la creación de los GAL, su a la vez tibia postura contra ETA, su defensa de la amnistía a los golpistas de extrema derecha (Junts) y extrema izquierda (ERC)...

Con el PP compartía la estabilidad económica de sus gobiernos; pero no comparto su corrupción, su apoyo a la guerra de Irak, su capitalismo de amiguetes, sus complejos, no haberse opuesto a la derogación de la doctrina Parot, la pléyade de enchufados, las gestiones de la dana y de la sanidad en Andalucía (de forma especial el caso de los cribados)...

Con Izquierda Unida compartía la coherencia de Julio Anguita, su idea de justicia social; pero no comparto que se haya diluido primero en Podemos y después en Sumar, su continuo blanqueamiento de los proetarras quizá por aquello del enemigo común, su apoyo a las dictaduras de Venezuela y Cuba, la penosa actuación del exministro Garzón... 

Con Podemos compartía su denuncia de la casta política y muchos de los principios del 15-M; pero no comparto que enseguida hayan sido casta, sus simpatías por quienes beben en herriko tabernas, su apoyo a las dictaduras de Venezuela y Cuba, su ambigüedad frente a Putin, su feminismo radical, la inoperancia de Irene Montero, su mensaje woke…

Con Ciudadanos compartía su ideal de regeneración democrática; pero no comparto que nunca se llevó a la práctica, que tenían entre sus dirigentes a gente tan oscura como Fran Hervías (que después pasó por el PP y ahora rinde pleitesía a Iván Espinosa de los Monteros), que todos presumían de tener vida profesional fuera de la política pero bien que se han agarrado al cargo aunque tuvieran que cambiar de siglas…

Con Vox comparto su defensa de la unidad nacional y su valentía para cuestionar el lenguaje progre dominante; pero no comparto sus amistades internacionales (Trump, Orban, Bolsonaro, Le Pen, Salvini, descendientes políticos de Pinochet, de los escuadrones de la muerte de El Salvador y de Fujimori), su ambigüedad frente a Putin (sí, como Podemos), su inhumana política antimigratoria, su ultraliberal política fiscal y sanitaria, y que son casta como la vieja política.

Hasta me atrevo a comentar que comparto algo con Alvise: su denuncia de la corrupción y cómo está sacando las vergüenzas a los inasistentes eurodiputados a sus deberes laborales; pero no comparto que se haya estrenado presuntamente con financiación ilegal, su política antimigratoria que deja a Vox como un alevín, su asunción de la teoría del gran reemplazo, su oposición a ayudar a Ucrania, su obsesión antivacunas y antimascarillas…

Y además, y muy importante: ningún partido pone la ética como eje de su actuación política. Por todo ello decidimos fundar un partido desde cero. Tres desconocidos nos lanzamos a esta tarea. Podríamos habernos enganchado a algún proyecto mayor. Ir a caballo ganador. Pero hay dos cosas que nos disgustan de esos otros proyectos que quieren ocupar la orfandad que ha dejado Ciudadanos. Una la de las plataformas que nacen diciendo que no se van a convertir en partidos políticos, cuando se sabe que desde su inicio se fundaron con esa intención; y otra, que siguen enclavados en el centro, con la única intención de ser bisagra de los dos partidos con más casos de corrupción de España, o de ponerlos de acuerdo para que gobiernen juntos. 

Ya no es hora de simples y tibias medidas reformistas. Es el momento de hacer tambalear el sistema. De trabajar por las personas y para las personas, sin la carga y el hermetismo de las ideologías. Estamos en un tiempo nuevo. Por eso nuestro partido se llama NEO. Y acabamos de comenzar el proceso de afiliación. Para más información se pueden dirigir a info@neopolitica.es. 

  

 

Gonzalo Sichar

Secretario de acción política de NEO

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